Juventud que promete

El pasado miércoles tuvo lugar, en el Colegio de la Inmaculada de nuestra capital, la imposición de becas a los cuarenta y cinco alumnos graduados de CAE (Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería). Fue un acto solemne y emotivo. Tuvo como pórtico unas palabras de felicitación de la superiora de la Comunidad de las Religiosas de María Inmaculada, Ana Álvarez, en las que puso de relieve la alegría que supone conseguir metas: «Me dirijo a vosotros con mucha alegría, porque sois estímulo para los demás, sois la expresión de que es posible llegar a la meta, sois ejemplo de constancia, de esfuerzo y de compromiso. Os felicitamos porque habéis conseguido lo que queríais». Asimismo, el director del Centro, Rafael Ruiz, pronunció unas palabras evocando la labor de las religiosas de María Inmaculada, presentes en 21 países, con 127 casas abiertas y más de 1400 religiosas en esta aldea global que es el mundo en que vivimos. Y dirigiéndose a los chicos y chicas graduados, les dijo: «Vivid con pasión cada instante; poned pasión en lo que hacéis. Bien está pensar en los resultados, pero recordad que lo importante es disfrutar el camino, porque es el esfuerzo del camino el que nos transforma. A lo largo de estos cursos os hemos capacitado para ser técnicos en Cuidados de Enfermería, pero, sobre todo, hemos intentado formar personas de una manera integral, ofreciendo una educación en valores con el estilo y la impronta de nuestro carácter propio. Se os tiene que notar que habéis sido alumnas de María Inmaculada». El acto académico tuvo como pórtico la celebración de una Eucaristía, preparada con ilusión por las agentes de pastoral del colegio. Quise dejarles a los graduados como mensaje esencial, dos consejos: «Sed buenos y haced el bien. Buen corazón y buenos sentimientos. Y pasar dejando siempre una ‘estela de bien’ como Jesús de Nazaret». Una hermosa tarde de abrazos y felicitaciones, de promesas y despedidas. Una juventud que promete siempre es un horizonte de esperanza para esta hora de incertidumbres, a pesar de todo apasionante.