Desde este periódico, quiero agradecer públicamente, al Juzgado de Instrucción Nº 8 de Córdoba, el trato humano y la sensibilidad con la que nos trataron a mi primo Ángel y a mí ante una situación nueva, extraña y poco comprensible para quien no es jurista. Mi hermano Rafael fue arrestado en Córdoba el pasado domingo, 20-1-2019, por el impago de una multa administrativa de 1.250 euros, siendo la orden de ingreso en prisión.

Hasta aquí, una situación que mucha gente vive y mira de subsanar como puede.

Lo excepcional para nosotros es que mi hermano es un enfermo de cáncer terminal y aquí empieza la parte humana de la Justicia. No podíamos creer lo que nuestros ojos vieron y los oídos escuchaban. Todo era amabilidad, discreción y trato de respeto. Nos facilitaron el proceso para su puesta en libertad, dedicaron tiempo y esfuerzo para conseguir que tanto él como nosotros, tuviéramos ánimos para seguir el camino que ellos nos marcaron. Aún hay personas, que sin ser su trabajo y no teniendo obligación, dedican tiempo en beneficio de gente que los necesita.

Pudimos expresarlo en persona, pero aprovecho estas páginas, para hacerlo públicamente, a la magistrada Ana María Saravia González como a su equipo. Fueron firmes en la ejecución de la orden, pero total y absolutamente sensibles ante la situación. Sra. Magistrada, felicidades y por favor no cambie en su forma de impartir justicia sin olvidar a las personas.