En España, Andalucía y Córdoba tenemos una sobresaturación de normas exasperante, siendo imposible que un ciudadano normal ni tan siquiera se aproxime a conocer todas las leyes y normas que nos acosan. Sin embargo es característico también que tanta normativa solo sirva para tranquilizar las conciencias de nuestros políticos, pese a que sean ellos los primeros que no vigilan adecuadamente su cumplimiento.

Debido a mi vinculación profesional con el Ayuntamiento de Córdoba, a todos los delegados de Urbanismo y alcaldes desde 1984 a 2007 les he planteado el sistemático incumplimiento de los PGOU y Plan Especial del Centro Historico que se estaba produciendo en el tratamiento estético que se le daba a los comercios de la Judería. Se empezó por la calle Deanes, y se ha ido extendiendo a todo el barrio. Actualmente los usos y la imagen de nuestra Judería no puden estar mas adulterados. Es penoso ver como hay calles que parecen más el paseo marítimo de cualquier pueblo costero, que una parte fundamental de una ciudad Patrimonio de la Humanidad. Calificación que se puede perder de seguir el Ayuntamiento con la dejación de funciones de policía y disciplina urbanísticas en este barrio.

La gran mayoría de las obras de adaptación para locales llevadas a cabo dudo que se hayan hecho con licencia, pues el resultado existente incumple la normativa relativa a: apertura de huecos de dimensiones y proporciones inadecuadas; construcción e instalación de elementos salientes en fachadas prohibidos; transformación del uso dominante, pasando de residencial a terciario; utilización de materiales, texturas y colores ajenos al entorno; colocación de rótulos luminosos prohibidos; ocupación abusiva del espacio libre público para actividades privadas lucrativas; etcétera.

Que nadie además argumente como excusa o pretexto el consabido discurso de la economía y los puestos de trabajo que genera la actividad comercial, porque dicha actividad pivota alrededor del interés y singularidad históricos, arquitectónicos y urbanísticos del casco antiguo de Córdoba, valores que se están perdiendo con actuaciones como las que denuncio. El potencial turístico de nuestra ciudad tiene que basarse en los valores culturales derivados de su patrimonio. Protejámoslo por tanto, porque es nuestra «gallina de los huevos de oro», y en esta tarea el celo por parte del Ayuntamiento es determinante.

Otro gallo cantaría si el empeño que la Gerencia de Urbanismo ha puesto y pone en la supervisión de la adaptación de un pequeño local en un barrio periférico, lo hubiera puesto en los de la calle Deanes. ¿O es que están ciegos...? H

<b>Antonio Portillo Peinado. Arquitecto</b>

Córdoba