Con Juanjo, obispo

Hoy, todos con Juanjo, obispo de Bangassou». Con este mismo título y con esta primera frase, comenzaba mi articulo del 12 de marzo de 2016, en nuestro periódico. La historia se repite. O mejor, la comida benéfica anual que organiza la Fundación Bangassou, en el Circulo de la Amistad -hoy, a mediodía-, alcanza ya su decimoctava edición. El proyecto que se financia este año es una Escuela Taller de soldadura para cien jóvenes, para que puedan ganarse la vida y no ser reclutados por la guerrilla. Monseñor Juan José Aguirre, el obispo misionero cordobés, detallaba en su última carta el asalto a una de sus misiones por parte de la LRA, fundada por Joseph Kony, los infames asesinos que asolan a su diócesis, sin piedad, desde 2008. En palabras del obispo, «han atacado decenas de pueblos, algunos a 10 kilómetros de Bangassou, se han llevado cientos de niños y jóvenes secuestrados que guardarán el trauma de la violencia, de las noches en la selva y de los estragos de verse alejados de sus poblados, han matado a los que se han opuesto a sus fechorías y han quemado cientos de casas y con ellas, semillas, cosechas, enseres y sueños de futuro». Terrible descripción de una situación terrible. Por eso, la comida benéfica de hoy tiene como objetivo un proyecto concreto, de cara a la juventud de la diócesis de Bangassou. La presidirá el propio obispo Juanjo, un hombre que ha entregado su vida a las misiones, a sus diocesanos, respondiendo así con todas sus fuerzas a la tarea primordial de la Iglesia, como proclamara el Papa Francisco en su exhortación La alegría del evangelio: «La causa misionera debe ser la primera. No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos, sino que hace falta pasar de una pastoral de mera conservación, a una pastoral decididamente misionera». Así, el obispo de Bangassou, acorde con las palabras de Francisco, «se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo». Y por eso, todos con Juanjo.