Han tenido que pasar más de cuatro décadas de vida democrática para que un gobierno español se haya decidido a conmemorar a Juan Romero Romero, último español superviviente del campo de exterminio nazi de Mauthausen.

Este cordobés luchó en todas las batallas importantes de la Guerra de España: la sierra de Guadarrama, Brunete, Guadalajara y Teruel. Especialmente dura para Juan fue la batalla del Ebro, en la que tuvo que cruzar el río en una frágil barca, mientras los soldados franquistas le disparaban desde la orilla. Tras la caída de Cataluña, en febrero de 1939, pasó la frontera francesa por Puigcerdà. Las autoridades francesas le internaron en el campo de concentración de Vernet d’ Ariège. Allí, en abril, se alistó a la Legión Extranjera para seguir combatiendo al fascismo ante la guerra que se avecinaba. Cuando un año más tarde Alemania invadió Francia, Juan fue hecho prisionero por los nazis

En los campos de exterminio -cuando apenas superaba los 20 años- trabajó en la mina, en la construcción de una carretera (donde fue de nuevo herido tras un accidente) y en un kommando de desinfección, cuya tarea era recoger las ropas de las expediciones de presos que llegaban al campo y trasladarlas primero al edificio de desinfección, que se encontraba más allá de las alambradas, y a continuación a la lavandería. Pudo salir con vida de ese infierno en el que murieron dos de cada tres de los 9.300 prisioneros españoles

Estos españoles fueron trasladados desde las prisiones de guerra a campos de concentración tras una visita de Serrano Suñer a Hitler. La dictadura franquista se desentendió de su suerte y los condenó como apátridas. Tras el ostracismo del franquismo., llegó el silencio de la Transición, y después las carencias de la Ley de Memoria Histórica aprobada en 2007, que está en proceso de superación mediante una nueva ley que está a punto de salir a la luz para avanzar en los derechos de verdad, justicia y reparación.

En mayo de 1958, en el cementerio Père-Lachaise de París, se produjo la inauguración del monumento a las víctimas de Mauthausen: una larga escalera por la que sube un deportado cargado con una gran piedra a sus espaldas. Fue uno de los primeros actos de reparación de la memoria y homenaje al que siguieron, entre otros, la condecoración de la Legión de Honor francesa en 2016.

El gobierno de Unidas Podemos y PSOE ha tenido que viajar a Francia para rendir un necesario homenaje a Juan Romero, quien, como tantos otros republicanos hasta ahora, han tenido desgraciadamente más reconocimiento fuera que dentro de nuestras fronteras.

Faltan aún el cariño y el reconocimiento en su tierra natal y en su propio país, que aún tiene una deuda pendiente para salvar del olvido a uno de sus héroes, que es también una de sus víctimas. Los derechos de verdad, justicia y reparación se los debemos a ellos, pero también nos lo debemos a nosotros mismos como sociedad.

Tenemos el derecho a conocer nuestro pasado reciente, a la verdad histórica, a reconocer las raíces de nuestra democracia y los valores de libertad, igualdad, solidaridad y justicia social por los que lucharon estos españoles. Su lucha por combatir el fascismo debe constituir unos de los referentes esenciales de nuestras sociedades actuales.

España intentará saldar su deuda con uno de sus héroes, que es también una de sus víctimas. Es una deuda también con las generaciones futuras, quienes merecen verdad, justicia y reparación. Merecen conocer y poder reconocer a estos luchadores por la libertad. No vamos a permitir que nos hurten nuestro pasado y nuestra memoria. H

* Portavoz de Memoria de Adelante Andalucía y miembro de la dirección andaluza de Izquierda Unida