La recién celebrada fecha del 8 de marzo, además de un grito reivindicativo por la igualdad de géneros, cada vez más alto y con mayores ecos, sirve año tras año para tomar el pulso a la situación de la mujer y analizar su evolución en los diferentes espacios por los que se mueve. Entre ellos, quisiera fijarme en el mundo universitario cordobés, donde desde el pasado año se da la circunstancia de que hay más mujeres que hombres al frente de sus diez centros, como síntoma de que las cosas van mejorando. Mujeres son la decana de la Facultad de Ciencias, María Paz Aguilar; de la Etsiam, Rosa Gallardo; de Veterinaria, Rosario Moyano; de Ciencias del Trabajo, Julia Muñoz; de Ciencias de la Educación, María del Mar García, y de la Escuela Politécnica de Belmez, Francisca Daza. Pero, por muy positivo que este dato sea, no oculta lo mucho que aún queda por hacer. Miles de mujeres inundan las aulas, y más del 50% de los doctorandos son doctorandas; pero la pirámide se afila ostensiblemente en la escala profesional. De cada diez directores de grupos de investigación solo dos son mujeres, quizá porque aún no haya dado los frutos esperados la modalidad introducida en el Plan Propio de Investigación de la UCO 2018 para impulsar el liderazgo femenino en un terreno ejercido por 498 mujeres frente a 885 hombres. Una estadística que aún adelgaza más en el ámbito de las ciencias, en el que ellas siguen estando en minoría. Valgan estos datos referidos a investigadores establecidos, porque los no doctorados se cuentan por millares: en el área de ingeniería y tecnología trabajan 52 mujeres de un total de 234 investigadores; en ciencias exactas y naturales son 112 de 296, y en salud, de los 451 profesores enfrascados en estudios 161 tienen voz femenina.

Ante este panorama, no pasan desapercibidos los grandes y pequeños pasos de las mujeres que contra viento y marea un día decidieron entregarse a la ciencia. Una de ellas, María Teresa Pineda Rodríguez, ingresa esta tarde como académica por Córdoba en nuestra Real Academia. Lo hará con un discurso sobre la tabla periódica de los elementos químicos, un tema enrevesado que seguro que ella explicará con el tono sencillo y cercano que es habitual en la catedrática de Química Física de la UCO, nacida en Écija pero con toda su amplia trayectoria profesional vinculada a esta ciudad. Además de directora del Departamento de Química Física y Termodinámica Aplicada y miembro del Consejo de Gobierno y de seis comisiones, Teresa Pineda está al frente de la Cátedra de Joyería de Córdoba-Caja Rural del Sur. Es este un ambicioso proyecto universitario creado recientemente gracias en buena parte al empuje de otra mujer, Milagrosa Gómez, quien desde la presidencia de la Asociación de Joyeros luchó por una idea encaminada a promocionar la cultura de la joyería cordobesa y a hacerlo a través de la formación técnica y la colaboración entre empresa y universidad.

Teresa Pineda no imaginaba que acabaría centrada en la docencia y la investigación sino que, como auxiliar de laboratorio en una fábrica de aceites que había sido, se veía dedicada a la química industrial. Pero tras obtener en 1991 el doctorado con Premio Extraordinario, consiguió una beca en la universidad de Tennessee (EEUU), donde acabó de profesora ayudante antes de pasar con igual puesto a la de Córdoba en 1994. Desde entonces ha desarrollado materias como la electroquímica, química física de superficies e interfases, química de proteínas y nanociencia. Un camino nada fácil, como el de tantas otras mujeres, que consiste en sembrar saberes para un futuro mejor, y a él se aplican a fondo.