En cualquier sociedad del planeta todas las acciones están conectadas y cualquier pequeño gesto o acción de una persona puede tener repercusión en cualquier parte del mundo. Pero está claro que no podemos obviar que no todas las acciones afectan por igual a todos. La localización, el tipo y el tamaño de las acciones son un factor determinante. No hay duda, por tanto, de que hay una relación directísima entre el futuro de los jóvenes empresarios con el de nuestra tierra. La importancia y el impacto de los jóvenes empresarios no es algo clave solo para el futuro sino que ya lo es para el presente. Así lo acredita el informe elaborado por la Universidad Loyola y financiado por la Fundación Cajasur, que indica que el impacto económico en la provincia que generan la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Córdoba y las empresas que la componen es de 352 millones de euros. Esta cifra representa el 1,2% del PIB provincial y da empleo a 3.825 personas. Estos números serían además muy superiores si incluimos a todos esos empresarios jóvenes que aún no están en la asociación.

Pero si el impacto a día de hoy ya es notable está claro que será mucho mayor en el futuro porque si todo transcurre con normalidad estos jóvenes empresarios serán seniors en años venideros y representarán a la mayoría del tejido empresarial de nuestra provincia. Por todo ello, el impacto que van a tener los jóvenes empresarios de hoy en el día de mañana es claro y evidente, pero no solo en la cantidad de empleo que generen, sino también en otras áreas como el modelo económico de nuestra provincia, la calidad de los empleos, la solidez de nuestro modelo productivo y, de forma indirecta, en la sustentación de los servicios públicos, incluidas las políticas sociales.

Es evidente por tanto que el futuro de los jóvenes empresarios va a afectar al devenir de todos los cordobeses, por lo que todos debemos implicarnos para apoyar a los jóvenes empresarios de hoy. El índice de desarrollo de una sociedad es directamente proporcional al índice de cooperación entre todos. Pero nos preguntaremos que ¿cómo pueda cooperar la sociedad con los jóvenes empresarios para obtener un futuro mejor? En primer lugar estableciendo unos objetivos claros y compartidos por todos. Me refiero al fomento de la cultura emprendedora entre los jóvenes para montar negocios, dar facilidades a estos jóvenes para poner en marcha sus empresa, procurar que los jóvenes empresarios tengan negocios duraderos y competitivos en el tiempo, que los jóvenes empresarios sean responsables de cumplir con las reglas del juego, la sostenibilidad del planeta, la justicia e igualdad social y, para terminar, y para mí la más importante, hacer ver a los jóvenes empresarios que tienen que devolverle a la sociedad tanto o más de lo que han recibido de ella.

Estos podrían ser un ejemplo de objetivos a compartir pero sería mucho más correcto hacer un debate público de los empresarios que queremos en el futuro. El siguiente paso sería, ¿cómo podemos colaborar nosotros para cumplir estos objetivos? Es evidente que unos pueden hacer más que otros pero todos podemos poner nuestro granito de arena. Cualquier ciudadano de a pie puede ayudar a conseguir los objetivos con muchas pequeñas acciones. Por ejemplo, apoyando moral y económicamente y consumiendo sus productos y servicios a aquello empresarios que dan productos y servicios de calidad y cumplen esos valores que demandamos para los empresarios del mañana. También puede colaborar denunciando y recriminando a aquellos empresarios que hacen trampas y no cumplen las reglas del juego y, para terminar, con nuestro voto, eligiendo las opciones políticas que caminan en este sentido.

El voto es importante principalmente porque la iniciativa pública tiene mucho que hacer en este sentido, pues es la responsable de velar por el interés común de todos, pero no solo hasta las próximas elecciones como la mayoría nos tiene acostumbrados, sino mirando a largo plazo. Lo primero que tienen que hacer es ver cuáles van a ser los sectores emergentes del futuro y cuáles van a ser las áreas claves para el crecimiento y la sostenibilidad de los jóvenes empresarios, como pueden ser infraestructuras modernas, telecomunicaciones potentes que nos permitan contactar con el mundo de una forma rápida y eficaz. Disponer departamentos de apoyo empresarial con expertos que puedan ayudar a estos jóvenes empresarios a crecer en los sectores del futuro y hacer que las empresas sean competitivas. Poner leyes más fáciles de cumplir que no lastren al empresario que cumpla estrictamente las normas y perseguir y sancionar al que no las cumpla. Concienciar a la sociedad en general y los jóvenes empresarios en particular de la responsabilidad moral que tienen los jóvenes empresarios con y para toda la sociedad de hoy y del futuro. Para terminar, incentivar mediante ayudas y/o incentivos fiscales a estos jóvenes empresarios que tienen estos principios morales a invertir en sus empresas para orientar sus negocios a mercados y tendencias de mercado emergentes y en herramientas que vayan en aras de mejorar la competitividad de estas en el futuro.

No existen países desarrollados que no estén sustentados por un grupo de empresarios competitivos basados en principios de igualdad social, solidaridad, cooperación y justicia social. El tejido empresarial afecta de una forma directa a toda la sociedad y esto nos obliga a todos a comprometernos e implicarnos en los empresarios que queremos. Pero estos empresarios de hoy no son fruto de un día, sino que tiene que ser el trabajo planificado a largo plazo de todos. En los jóvenes empresarios descansa en gran parte la responsabilidad de un futuro mejor para todos y estamos obligados a ayudarles porque de su éxito o su fracaso dependerá el bienestar de la sociedad y su éxito o su fracaso serán el éxito o el fracaso de todos.

* Presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Córdoba