La jota de Juan Ramón Jiménez, y me refiero a la letra, no a un baile regional, a mí es que me mata. El autor estaba en contra de determinadas normas ortográficas, y escribía con «j» las palabras en «ge» y en «gi», como demuestra su ‘Antolojía poética’, porque consideraba que «se debe escribir como se habla». Una cuestión de simplificación y coherencia en la depuradísima prosa y poesía del autor de ‘Platero y yo’. Sus criterios fuera de la norma no le impidieron ganar el Nobel, algo a lo que no podemos aspirar, ni siquiera a soñar, los empecinados a los que nos gustan, nos hacen gracia y nos parecen bien las veleidades de los usos ortográficos, pues certifican la solera del español. Lo que no resta admiración por el gran poeta, del que la Fundación José Manuel Lara ha publicado ‘Poemas impersonales’ con 50 composiciones inéditas que salen ahora a la luz. Una merendola literaria de primer orden. Y el anuncio me ha traído a la cabeza esa tarde en la que, después de leer un buen tocho de Juan Ramón Jiménez, me vine al periódico y puse «recojer» en un titular. Con jota. Por eso digo que esa «j» me mata, pues arrastra los recuerdos de mi vergüenza. Eso sí, lo del nuevo libro es «jenial».