Llega la hora de las urnas, que, a fin de cuentas, es la hora de la verdad. La democracia tiene su base en el voto personal, en la participación del pueblo para elegir a sus representantes que, automáticamente, se convierten en dirigentes con el poder como arma de actuación. Un poder que, a su vez, tiene su sentido más verdadero en el servicio a los ciudadanos y en el desarrollo de los pueblos. Todas las jornadas electorales se convierten en jornadas históricas, y de ahí la responsabilidad de los votantes al depositar su papeleta, conscientes de su influencia en la marcha de un país que vive en un «interminable otoño». Quedan todavía algunas preguntas sueltas, por ejemplo, «¿dónde irá el voto católico?». Ni se sabe. Quizás por tradición, el cristianismo cuenta poco a la hora de elegir importantes decisiones. Una cosa es «la misa y otra la mesa», dice mucha gente. Una cosa es la fe y otra la vida. El papa Pablo VI ya nos hablaba del «divorcio entre fe y cultura» y señalaba como uno de nuestros problemas «la grave incoherencia» que practicamos entre lo que «creemos y defendemos», y lo que «vivimos y decidimos». Ya no se prodigan notas oficiales de los obispos, si acaso, sus opiniones particulares en entrevistas periodísticas. El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, cuando se le preguntó hace poco por la nueva convocatoria electoral, respondió: «Me ha producido disgusto e inquietud porque no hayan podido llegar a un acuerdo. Confío en que, antes o después, se encuentre una vía que pase por el diálogo y el consenso. Si el bien común no concita las voluntades de todos, es muy dificil ponerse de acuerdo. Para eso, todos tienen que ceder y todos tienen que ser generosos». El presidente de los obispos apela a la Transición, «ya que aquellos años fueron maravillosos y no podemos dar por caduco ni por concluido su espíritu. Hay que estar ahí, hay que votar, sacando los resortes de nuestras convicciones más hondas, el amor a nuestro pueblo y la confianza en la justicia, en la libertad». ¡Hermosa invitación!.

* Sacerdote y periodista