Hoy, jornada de reflexión tras la campaña electoral. Mañana, elecciones generales. Y dentro de poco, autonómicas, locales y europeas. Cada una tiene su peculiaridad y las primeras, las generales, son aquellas en las que posiblemente cuentan más los programas y los partidos. Todos estamos de acuerdo en que son elecciones muy importantes en la situación delicada que atraviesan España y Europa, ambas inseparables. Es un momento crucial y, seguramente, decisivo. Vivimos tiempos de desafección y desconfianza, estamos instalados en una nueva época, la de la posmodernidad, se ha impuesto la codicia y se ha expulsado la prudencia. El hombre actual se siente autorizado para hacer cualquier cosa, con una libertad casi omnímoda, sin preceptos, sin reglas o saltándose olímpicamente las reglas de juego, portador exclusivamente de derechos, todos los derechos, salvo el fundamental que es el de la vida, que no defiende. Asistimos a la renuncia y abandono de la verdad, uno de los pilares básicos en las relaciones humanas, políticas y sociales, despeñándonos, sin darnos cuenta, y adentrándonos en el laberinto del más puro relativismo. La certidumbre ya no rige nuestras vidas, lo trascendente ha dejado de importar. Vivimos en la «dictadura del relativismo», la expansión del consumo, la maximización del placer y la minimización del esfuerzo y la disciplina... El hombre de hoy ha dejado de creer en las instituciones. Absorbido por el internet concreta su soledad en las redes sociales, en una constante pérdida de sus puntos de referencia. Frente a este panorama desesperanzador, ¿nos queda algún pilar en que apoyarnos? Naturalmente que sí. Para eso, llegan las elecciones, para construir sobre hombres y partidos nuestra convivencia y nuestro desarrollo. De ahí, la responsabilidad personal al elegirlos y votarlos. El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, ha pedido «ejemplaridad» a los políticos. Y la Iglesia, a través de sus obispos, lanza este mensaje: «Todo ciudadano tiene obligación, deber moral, de votar, de votar en conciencia y libertad, buscando lo que le parece más adecuado para el bien común».

* Sacerdote y periodista