El balonmano español logró su primer entorchado europeo tras casi media docena de intentos. Y lo logró, en gran medida, por el trabajo de su seleccionador. La defensa 5-1 planteada en la segunda mitad durante la final contra la potente Suecia, así como el manejo de los tiempos muertos, dejó a los escandinavos sin respuesta y cimentó un gran triunfo para el deporte español.