La plaza del Ayuntamiento de El Viso se está preparando para escenificar el Auto de los Reyes Magos en enero, cuando las candelas de por la noche le ponen ceniza al frío. Precisamente en estos momentos en que el americano Trump señala a Jerusalén como capital de Israel, a favor de la discordia y en contra de Tel Aviv, una modernidad casi imposible en aquella zona tan vigilada y tan viva. Nos damos cuenta de que parte de nuestra educación se sostiene en la Biblia cuando comprobamos que la actualidad viseña de los Reyes Magos --a la que ahora le está dando publicidad su alcalde, Juan Díaz Caballero-- se apoya en nombres como Herodes y su palacio, el Portal de Belén, donde nació el Niño Jesús, la Virgen, San José, los pastores, el ángel y, como licencia, Rebeca y Jusepe. Y todo con Jerusalén, la ciudad que adoran cristianos, árabes y judíos --como en Córdoba en su tiempo--, como la principal referencia de un estilo de pensamiento religioso que por Navidad lo transformamos en cultura teatral. Jerusalén, Belén, Nazaret, Judea, Galilea, Emaús, Jericó, Palestina, Israel, Samaria, son nombres que aprendimos leyendo la Biblia, sobre todo los Evangelios, y que mantienen todo aquel poder de convocatoria y atracción de cuando los conocimos en la escuela o en la iglesia como monaguillos. En Belén, de Judea, está el origen de la creencia cristiana; en Nazaret, de Galilea, el crecimiento del joven Jesucristo; y en el Valle de Josafat, desde donde se contempla la cúpula dorada del Templo de Jerusalén, el fin del mundo donde Yahvé juzgará a la humanidad. Es toda una teoría y práctica del pensamiento religioso sostenido en la historia, escrito en la Biblia y escenificado a lo largo de la existencia de creyentes judíos, islamistas y cristianos. Lo de Trump señalando a Jerusalén como la capital de Israel sería lógico si allí reinase la paz, porque es una ciudad emblema. Pero ya se están cargando las armas de balas. Preferimos la plaza del Ayuntamiento de El Viso de los Pedroches, del 4 al 7 de enero, para dejar constancia de que hemos crecido con una historia sagrada en la que nos dolía que no hubiera posada para que naciera el Niño Jesús y que Herodes mandara matar a los recién nacidos.