La izquierda tiene ante sí un deber histórico: reconquistar a la ciudadanía mediante políticas progresistas que devuelvan la esperanza tanto tiempo cautiva. Y para no dilapidar este momento, han de colaborar constructivamente y dialogar mucho para priorizar lo importante centrándose en las proposiciones que unen -que no son pocas: pensiones, copagos farmacéuticos, ley mordaza, paro, alquileres, IVA cultural…- para lograr acuerdos que mejoren de verdad la vida de los ciudadanos. Y, cultivando sus diferencias, suspender la conquista del espacio del otro y el cainismo que abrirían las puertas del fracaso con el veloz y seguro ascenso de la derecha al poder. Y ante todo, y a pesar de que este Ejecutivo ha nombrado ministros desconcertantes -aguardar a ver sus obras-, no olvidar que si este Gobierno fracasa, se quiebra la ilusión.H