El presidente de Renfe --y sus antecesores, pues el problema viene de lejos-- debería avergonzarse de la pésima calidad de este servicio público en Extremadura. Las cuatro incidencias del martes --la más grave la sufrieron los pasajeros de un tren Badajoz-Madrid, que pasaron dos horas de noche sin luz ni calefacción a mitad de trayecto-- son muestra de un deterioro que hay que subsanar.