La relación entre la Innovación y las Artes-Humanidades, puede abarcar diversas facetas. En primer lugar, que la innovación científico-técnica añada valor a las actividades artísticas (ej. la nanotecnología al servicio del arte); en segundo lugar, que la aportación del arte y cultura sea el caldo de cultivo para implantar la innovación en empresas productivas ya que los artistas y humanistas se complementan muy bien con los directivos tradicionales a través de empresas especializadas; y, en tercer lugar, que la creación artística y cultural sea innata al inventor científico-técnico. A esta última connotación nos vamos a referir en este artículo.

La innovación básica es la desarrollada por los denominados innovadores o inventores científicos, caracterizados por su creatividad, talento, curiosidad, imaginación e intuición. Son personas, líderes de grupos hoy, inquietas, inconformistas, buscadoras de la verdad, genios, etc. Leonardo da Vinci y Albert Einstein son ejemplos paradigmáticos de las personas innovadoras.

Se ha constatado que estas personas excepcionales tienen una gran tendencia a conectar la Ciencia-Tecnología con las Artes-Humanidades de forma natural y bastante habitual. A lo largo de los siglos, la mayoría de ellos han compaginado su labor innovadora con alguna actividad artística. Ésta puede ser un refugio de la mente efervescente por la búsqueda de novedades científico-técnicas que deja exhausta a la persona o también por una creatividad extraordinaria que hace que triunfen donde ponen su punto de mira. En realidad, son las dos causas las que concurren en diferente proporción para cada perfil de innovador.

Esta sorprendente característica no es conocida, en general, por la ciudadanía y sería un blanco interesante para la divulgación científico-técnica. Se exponen aquí algunos ejemplos significativos para constatar esta relación.

El caso de Leonardo da Vinci rompe todos los moldes ya que la innovación la extiende a numerosas disciplinas siendo la faceta pictórica (ej. la Mona Lisa, la Ultima Cena, etc.) la más conocida por el público. Pero las numerosas biografías de Leonardo ponen de manifiesto que fue, además, inventor, ingeniero, arquitecto, anatomista, botánico, escritor, científico, etc. El dibujo del hombre de Vitrubio puede considerarse como una confluencia de sus facetas artísticas y científicas. En todas estas disciplinas brilló como innovador en el caldo cultivo perfecto para ello como fue la Florencia del Renacimiento.

En el siglo XIX, Ada Byron heredó el espíritu poético de su padre lord Byron. Su madre amortiguó este impulso romántico procurando para ella una buena formación matemática con un profesor particular. Así, combinó la imaginación rebelde con su fascinación por los números. Encontró belleza en una máquina calculadora en el ámbito de la denominada «ciencia romántica» propia de círculos multidisciplinares muy frecuentes en su época.

La innovación científica profunda que se atribuye a Albert Einstein por la teoría de la relatividad es la faceta más conocida del mismo. Pocas personas saben que el violín era su refugio secreto y no concebía la vida sin la música. Estudió violín desde los seis años y cuando conoció las partituras de Mozart a los trece su entrega a la música fue total y huyó de los profesores de música porque le aburrían. Los que lo conocieron y fueron sus anfitriones, recuerdan con cariño la abollada funda de su violín en su equipaje, de la que no se desprendía nunca. A ratos se escapaba del laboratorio para tocar el violín.

A Steve Jobs, denostado por los anticapitalistas por la fortuna acumulada, no se le puede negar con objetividad su carácter innovador, de ir más allá de sus conciudadanos, aunque actuaba más como empresario e innovador aplicado que como científico. Es un mito para muchos jóvenes que desconocen tanto sus cualidades innatas de innovador como el esfuerzo descomunal en el arranque de sus aportaciones claves para los ciudadanos. La manzana mordida está ya en todas partes (ej. Macintosh, iPhone. iPod, iPad, iMac, etc.). Para limpiar su imagen está ahora volcado a apoyar proyectos filantrópicos. Hay que reconocer que ha tenido contactos muy relevantes con las artes y humanidades: música (por ejemplo, su amistad y apoyo a Bob Dylan), su concepto de vida y muerte lo relaciona con filósofos como Sócrates y Platón, su apoyo a Pixar en el ámbito del entretenimiento, entre otras actividades.

Woody Allen es un ejemplo de un innovador en el cine al romper el corsé de Hollywood. El clarinete es una característica innata del mismo.

La creatividad más auténtica proviene de aquellos que ha sido capaces de conectar el arte con la ciencia y la tecnología con las humanidades, según Walter Isaacson, reconocido experto en la historia de la innovación. Son auténticos innovadores los que se sienten cómodos en estas intersecciones, ya que valoran y disfrutan de la belleza en las dos macro-áreas que se cruzan.

* Profesor jubilado de la UCO