Quiso el calendario que el mismo día en el que el Parlamento andaluz aprobara la comisión de investigación (rara avis) sobre los cursos de formación, en la misma sede y por la tarde le colaran un gol por la escuadra al Gobierno andaluz el equipo de la oposición, que es inmensa minoría cuando se agrupa. El espejismo de la comisión de investigación anuló un momentazo parlamentario y un triunfo de la sociedad civil en favor de los más débiles: los casi veinte mil niños que necesitan lo que llaman "atención temprana", pues nacieron con alguna discapacidad psíquica. Aunque el hecho no tuvo mucho eco mediático ni telediarios, tan dados como estamos a la agenda oficialista, yo se lo quiero contar en pocas palabras. El abuelo de un niño con un trastorno de lenguaje fue a enterarse por qué a su nieto no le dedicaban la atención necesaria que el problema requería, y al preguntar se dio cuenta de la situación que viven las asociaciones que atienden a estos niños, sin cobrar desde enero y otros descuidos sin cuento, y penando así llevaban diez años. Se arremangó el abuelo y en dos meses y medio, estando por medio las vacaciones de verano, metió en el Parlamento 19.000 firmas y ha conseguido sacar adelante una proposición no de ley que fue aprobada este jueves por toda la oposición y que ha devuelto al corral la propuesta cicatera que pretendía la Junta amén de otras obligaciones como que la "atención temprana" sea incluida en el SAS. Este héroe se llama Antonio Guerrero, el abuelo de marras, quien ha llevado adelante una estrategia que ha demostrado la fuerza real del Parlamento andaluz en el actual mapa político de nuestra tierra.

* Periodista