Alba Doblas (IU) justifica su incoherencia política con el caso de su plan de pensiones privado alegando que «todos lo contrataban». ¡Vaya, señora Doblas!, pero usted los critica, y a quienes optan por ellos también, ya que, según usted, suponen un trasvase de fondos de la Seguridad Social a empresas privadas.

Parece que entre las filas de la izquierda radical se está imponiendo la moda de la incoherencia. Decir una cosa y practicar la contraria. Uno critica a quien se compra una vivienda cara para después comprarse un chalet más caro aún; otra, critica los planes de pensiones privados y tiene uno desde hace 17 años y hay también quien denuncia los desahucios y defiende a los okupas para después desahuciar de un inmueble de su propiedad a quien le debe unos meses de alquiler. Pero ahora están en otro momento. Los señores (y las señoras) de la extrema izquierda deben centrarse en lo suyo, que no es otra cosa que pelear por «su sillón».

Empieza el Juego de Tronos en la izquierda cordobesa. Pedro García (IU) cree que puede ser candidato en la confluencia con Podemos. Mientras, Rafael Blázquez (Podemos) afirma que García lleva demasiado tiempo en un cargo público y no cumple los requisitos que impone su partido y su partido le dice que tiene que pasar por unas primarias.

Después de tres años de luna de miel, el Señor «Morado» escenifica un enfado con su pareja política, ¿o quizás se enfada de verdad? Realmente no lo sabemos. ¡Qué más da!

Ahora, por fin, en Ganemos piden información sobre los expedientes de licencias en Urbanismo que ya pedimos hace dos años desde Ciudadanos. ¡Cuidado Sr. García! Que su pareja política le puede llevar a los tribunales, ¡que eso no solo sabe hacerlo Ciudadanos!

Mientras tanto, en el seno de su grupo están intentando acabar las obras que debían haber finalizado hace dos años, pero todo sigue igual. Acumulan dinero en las arcas municipales al más puro estilo del capitalista Tío Gilito y no precisamente por eficiencia o afán de ahorro sino por su «no gestión», por su incapacidad de ejecutar obras y gastar la correspondiente asignación presupuestaria. Quizás en esto se encuentra la excepción que confirma la regla. Ya lo dijo la viceportavoz de IU: «No estamos para gestionar, estamos para hacer política», he de reconocer que, lamentablemente, en esto la señora Doblas sí está siendo coherente.

La política de pancarta, de cacerola, camiseta y gritos no la han abandonado a pesar de estar gobernando. Son incoherentes porque gritan en la calle, incluso en el Pleno, pero desde su sillón de gobierno, ni gestionan para ejecutar inversiones, ni hacen nada para mejorar el empleo en la ciudad. Critican a los bancos, por todos los desahucios que han llevado a cabo, pero luego, debido a su incapacidad de ejecutar el presupuesto municipal, son los que más dinero le están devolviendo a estos, reduciendo así la deuda del Consistorio. Buena política capitalista ¡si señor!, la de los partidos de extrema izquierda.

Y mientras, aquellos a los que les venden el derecho a una vivienda social se quedan meses esperando, desahuciados, a que les concedan una cita en servicios sociales municipales para «empezar a estudiar su caso». Y, eso sí, manteniendo bien alta la tasa de desempleo en la capital, no vaya a ser que se queden sin «gente» a la que movilizar para reclamar el derecho a una vivienda digna. Vivienda digna que, por cierto, tampoco les facilita la empresa municipal Vimcorsa dirigida por IU.

Llevan ya tres años apagando fuegos que ellos mismos han encendido. Es generalizada la opinión sobre este mandato municipal en Córdoba de ser el peor de la historia de la democracia.

Echan la culpa a las limitaciones del Estado para la contratación de personal pero no les tiembla el pulso para contratar nuevos jefes de departamento como cargos de libre designación. Muchos jefes y pocos indios para sacar adelante el trabajo.

¿Tan difícil es ser coherente? Me temo que si fueran coherentes dejarían de ser comunistas, ¿o quizás realmente no lo son?

¿Tan difícil es gobernar para servir? Esta es la regla fundamental de un político, o debería serlo. A los recién llegados en estos menesteres nos miran con cara de extrañeza cuando hablamos en esos términos. Será porque los que venimos de la sociedad civil y tenemos profesión y vida fuera de la política tenemos claro que quien es incoherente pierde la confianza de quienes le conocen y eso, hasta ahora, en política se ha pasado por alto.

* Portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Córdoba