Lo que yo digo es que nuestra bicha o culebrón de verano es si habrá o no que repetir las elecciones generales, y no digo «monstruo» como esos que solían salir en mi infancia en el Lago Ness, porque ahora aparecen en El Paso o en Dayton armados con un arsenal y disparando a discreción a todo ser viviente. Para monstruos estos de EEUU. La gente allí está más desesperada y se aburren más. Lo que a nosotros nos entretiene en los largos días de estío es si Sánchez podrá formar o no Gobierno y de quién es el culpable de este acertijo.

Las posibilidades son varias e imaginativas. Fíjense por ejemplo, el caso de Melilla. Allí resulta que faltaba un voto para echar a Juan José Imbroda, del PP, que llevaba 19 años en el sillón, y le echaron con imaginación sin que tuvieran que echar mano de Mustafá Aberchán, de Coalición por Melilla, segundo en votos: el único concejal de Ciudadanos se propuso como candidato a la operación de cambio a cambio (valga la redundancia) de que fuera él nada menos que el Presidente de la Comunidad Autónoma. Y lo es. O reparen en Jerez de los Caballeros (Badajoz). Allí han pactado PP, Ciudadanos y Unidas Podemos para investir alcalde al único concejal de UP en contra de la mayoría del PSOE. Busquen ustedes otros ejemplos. Eso de que gobierne la lista más votada es pura filfa y lo de las líneas rojas o los cordones sanitarios es un ideal, como los bloques de izquierda y derecha son líneas trazadas con el dedo en el agua. ¡La broca que hay porque PSOE acepta la abstención de Bildu y PP y Cs hacen pactos de gobierno con Vox! Por eso no se entienden los escrúpulos para formar gobierno con Podemos. Aquí, si fuera necesario, se pacta hasta con el diablo (póngale nombre).

Y lo que yo digo es: ¿entonces por qué es tan difícil formar un Gobierno para la nación? Porque, para imaginación, la del PP, que acaba de proponer que o Sánchez de un paso atrás o bien que el PSOE se abstenga para que gobiernen ellos. ¿Por qué no? Los números darían y, puestos ya a imaginar e investir a alguien por investir a alguien, hasta Abascal, de Vox, pudiera ser presidente de España montado a caballo. ¿Que es una aberración? Hay una perversidad en el sistema y más extraño sería que me nombraran a mí, que voy en playeras, o a usted, que no tiene más culpa que el haber votado según su sano entender. Y lo que yo digo, para terminar, es por qué produce tanto rechazo la idea de convocar nuevas elecciones, si las elecciones son una fiesta de la democracia, como no nos cansamos de repetir. ¿Que es un gasto? Vale, pues que les rebajen el sueldo a los políticos a quienes se acusa de no hacer su trabajo. ¿Y de qué íbamos a hablar entonces? , me dirá usted. Pues use la imaginación, amigo lector.

* Comentarista político