La deriva del Partido Socialista de Cataluña (PSC) es patética. Es imposible jugar a las dos barajas del constitucionalismo e independentismo sin ser detectado. Por muchos comodines que tenga, la contradicción interna del PSE es dramática. En realidad, es un reflejo del PSOE de Sánchez respecto al grave conflicto catalán al que ha avivado con falsas esperanzas y concesiones impensables, tratando de esconder temas espinosos como las 21 exigencias del presidente Torra al Estado en Barcelona, que finalmente se han conocido.

Recientemente, el Sr. Iceta ha pisado en el callo de Sánchez en la precampaña electoral del 28A al expresar que el derecho a decidir de los catalanes sería posible si más de dos tercios de los mismos estuviera a favor de la independencia de Cataluña. Al rectificar, el Sr. Iceta ha afirmado que no es independentista, pero en realidad no es nada al moverse en las aguas turbulentas de una ambigüedad calculada con la secreta esperanza de llegar a ser Muy Honorable como lo consiguió Montilla con el desdichado tripartito. No descarta formar alianzas con los independentistas. Cuando en el Parlament, el PSC no vota con el bloque constitucionalista se ponen en evidencia dos cosas: Que la política nacional controla al partido y que no quiere “cabrear” a los independentistas, por si acaso.

La ambigüedad calculada de Iceta se refleja en sus propuestas insistentes de indulto a los políticos presos por parte del Gobierno central. El presidente Sánchez no ha descartado tajantemente el atrevimiento de Iceta al entrar en competencias que no son suyas: es una baza que tiene guardada.

Es increíble que entre las 110 medidas del programa electoral del PSOE para el 28-A no figure ninguna específica dedicada a Cataluña. Según expertos fiables, la desastrosa política del actual Gobierno respecto a Cataluña ha sido uno de los factores que más ha influido en los resultados electorales de las elecciones autonómicas en Andalucía en las que el partido socialista sufrió un descalabro. Muchos votantes del PSOE no fueron a votar en claro rechazo a la política de su partido en Cataluña. Estas 110 medidas del PSOE deben completarse con otras dos: 1) No se van a producir indultos a presos que sean políticos porque sería un tiro a la línea de flotación al Poder Judicial y una burla a todos los españoles; y 2) No se permitirá un referéndum en Cataluña contrario a la Constitución. Estas medidas, tan obvias, no le convienen al PSOE ya que puede necesitar a los diputados independentistas en el Congreso para completar otra mayoría contra natura. La consigna del PSOE es que Cataluña sea un tema tabú en la (pre)campaña. Por algo será.

La trasparencia es un gran valor económico-social que muchos políticos olvidan. Es impensable que temas como la economía y Cataluña no sean punteros y candentes en la campaña electoral cuando son claves para el futuro inmediato de España. Por algo los españoles perciben en las encuestas que los políticos son un uno de los problemas que más les preocupan. El Sr. Iceta ha sido un poco trasparente sobre la futura política del PSOE en Cataluña y ha desatado una tormenta al desvelar la presunta verdad. La información fiable y a tiempo es una asignatura pendiente en España.

* Profesor jubilado de la Universidad de Córdoba