Hoy se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones, con el lema «Comunicar esperanza y confianza en nuestros tiempos», al que acompaña la referencia de Isaías: «No temas, que yo estoy contigo». La solemnidad de la Ascensión del Señor acoge siempre este día, para repetir también el mandato evangélico: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación». El Evangelio es precisamente el fundamento de la esperanza y de la confianza de los cristianos en nuestro tiempo y siempre. Este año, la jornada se ve especialmente engalanada con el mensaje del Papa Francisco, en el que usa tres ejemplos muy didácticos para cambiar nuestra relación con las comunicaciones sociales: «Las noticias pueden ser bonitas o feas, verdaderas o falsas. Nuestros padres en la fe ya hablaban de la mente humana como de una piedra de molino que, movida por el agua, no se puede detener. Sin embargo, quien se encarga del molino tiene la posibilidad de decidir si moler trigo o cizaña». Asimismo, se ha presentado el libro de Manuel María Bru «Las 10 cosas que el Papa Francisco propone a los periodistas» (Claretianas), con diez mensajes que resumen las inquietudes del Papa, sus reflexiones, sus propuestas y sus desafíos, a sus amigos los periodistas. Los ofrecemos en apretada síntesis. Primero, «no dejéis nunca de preguntaros: ¿qué es noticia?». Al Papa le interesa cómo el periodista es constructor de opinión pública desde la selección misma de las noticias. Segundo, «comunicador: ¿quién es tu prójimo?». Propone un modo nuevo de entender el periodismo, el de una comunicación al servicio del hombre, y una profunda espiritualidad para el periodista cristiano. Tercero, «huid de los pecados de la comunicación». Su propuesta ética de la información es concreta, sugerente, provocativa: «cada uno está llamado para mantener alto el nivel ético de la comunicación y evitar las cosas que hacen mucho mal. Cuarto, «no contribuyáis al colonialismo cultural dominante». Para el Papa, el periodismo libre y responsable es esencial en una sociedad democrática. Quinto, «promoved la cultura del encuentro». Los periodistas deben recordar cada día a todos que no hay conflicto que no pueda ser resuelto por hombres y mujeres de buen voluntad. Sexto, «que vuestra comunicación sea verdadera, buena y bella». Así es como fue pensada desde la creación, como extensión de los valores trascendentales del Ser. Séptimo, «que nunca os falte la inquietud, la conciencia de lo incompleto, y la imaginación». El periodista debe dirigirse a las personas en su totalidad, a su mente y a su corazón, para que sepan ver más allá de lo inmediato. Octavo, «aplicad una hermenéutica religiosa para hacer información religiosa». Un buen profesional del periodismo debe conocer bien la verdadera naturaleza de lo que habla. Noveno, «contribuid al encuentro fe/cultura desde el diálogo, el discernimiento y la frontera, empezando por la escucha que significa tener deseo de comprender, de valorar, respetar, custodiar la palabra del otro». Décimo, «algunos tenéis una vocación añadida: anunciar explícitamente el Evangelio». Ellos son voz de una Iglesia que no tiene miedo de entrar en los desiertos del hombre, de salir a su encuentro, de buscarlo en sus inquietudes, en sus extravíos, dialogando con todos.

* Sacerdote y periodista