Algunas nociones no aparecen en la ley. Ejemplos: honestidad, calor humano, buen hacer profesional, humanidad. Y se entiende que no estén, porque no tienen que estar. Sin embargo, algunas personas prefieren conservar este tipo valores en la propia actividad. A mi modo de ver, es posible que tales decisiones no les reporten pingües beneficios, sino más bien les reclamen paciencia, dedicación mayor de lo estipulado en los contratos de trabajo, el arte de la lidia ante las incomprensiones ¡que les llegan, inexorables! Se comprende que sea sencillo ceder a otros cantos de sirena. Pero todos vamos experimentando que el tintinear de estas otras monedas es falaz. Mi padre ha fallecido hace pocos días en el Hospital Cruz Roja de Córdoba por un fallo multiorgánico. Quiero dejar constancia del buen hacer de los profesionales que trabajan allí --médicos, capellanes, personal sanitario, administración-- y del modo atento, competente y delicado en que han tratado a mi padre y a los familiares que lo hemos estado acompañado en sus últimos momentos. Es encomiable encontrar profesionales que saben construir la sociedad y las relaciones humanas, con el respeto y la confianza recíprocas, realizando la propia tarea en el mejor modo.