El comienzo de otro año nunca ha sido para mí un momento cumbre. Aquí estoy escuchando como un tonto, uno tras otro, todos los preludios de las óperas de Wagner. Necesito una sobredosis de intención y emoción para comenzar este año de cambios, de trágicos finales y dramáticos comienzos, que se avecina.

Hace justo seis años, la Unión Europea acordó dedicar 77.000 millones de euros a un plan para abordar los principales retos sociales, promover el liderazgo industrial y reforzar la excelencia científica, con el objetivo final de integrar todas las fases de generación del conocimiento científico y su transformación en aplicaciones útiles para la industria y la sociedad en general.

Estamos ya en 2020, y Europa afronta grandes amenazas, tantas que aquellos 77.000 millones parecen un barquito de papel sobre un océano oscuro y desafiante. Están esas amenazas económicas y políticas que van minando nuestra posición en el mundo. Europa se hace pequeña, no solo geográficamente, sino también en términos de población. Y también se está haciendo vieja. A veces pienso que Europa está cansada de ser Europa y que sueña con ser Mundo. Quizás por eso abrimos nuestras fronteras y cada vez somos más africanos y asiáticos. El problema de esta noble visión, contagiar al mundo entero de nuestros principios (universalidad, democracia, libertad, solidaridad), es que ni rusos ni chinos ni americanos, o más bien sus respectivos poderes, piensan lo mismo. La ingenuidad de esta visión quizás acabe con nosotros. Ojalá que no sea así.

El calentamiento global es solo una más de las muchas amenazas naturales. Este pequeño rincón no se podrá librar de las descomunales fuerzas a las que estamos expuestos. Un terremoto en Granada, un tsunami en el cabo San Vicente, un volcán en Italia o en Islandia, un huracán en el Atlántico Norte, una DANA en el Mediterráneo. Y más volcanes, terremotos, huracanes en la Tierra en su conjunto. Más la amenaza del clima del Sol, los cometas y meteoritos que acechan o alguna explosión de supernova cercana.

No es por inquietar, pero hay varias predicciones científicas, y otras hechas por visionarios como Nostradamus o Baba Vanga, que han convertido este 2020 en un punto caliente en la historia de la Humanidad. Veremos a ver qué pasa. Por lo pronto, la visionaria búlgara Baba Vanga coincidió y acertó en numerosas profecías de Nostradamus.

Las terribles profecías que, según Nostradamus y Baba Vanga, supuestamente sucederán en 2020 incluyen las siguientes, entre otras:

Caída de un meteorito; de hecho, la NASA controla al menos 10 grandes meteoritos que se aproximarán a la Tierra, aunque a una distancia de varios millones de kilómetros.

Colapso económico. Nostradamus predijo la crisis financiera de 2008 en Estados Unidos y predijo otra más para este país durante 2020.

Terremotos devastadores. Nostradamus predijo un fuerte sismo que afectará directamente al estado de California. La vidente búlgara Baba Vanga añadió que a estos terremotos se sumará un gigantesco tsunami que podría arrasar con la India, Pakistán y partes de China y Japón.

Inicio de la Tercera Guerra Mundial. El conflicto comercial entre Estados Unidos y China traerá como consecuencia el inicio de la Tercera Guerra Mundial, que será devastadora, y en ella se emplearán ejércitos de robots por primera vez.

Atentado contra Putin. De acuerdo con lo predicho por la vidente búlgara, el presidente de Rusia podría sufrir un atentado contra su vida desde su entorno próximo.

Enfermedad y posible caída de Trump. La vidente búlgara predijo que el presidente americano sufrirá una extraña enfermedad que afectará a su oído y cerebro.

Rebelión en Corea del Norte. Los ciudadanos de Corea del Norte se rebelarán contra Kim Jong-Un, lo que provocará un conflicto internacional.

Independientemente de lo que pase o deje de pasar, yo buscaré la felicidad. Seré razonablemente feliz al menos intentándolo, como todos los años.

* Profesor de la UCO