La verdadera historia de Christian de Chergé y Mohamed no es muy conocida, pero vale la pena descubrirla. La encontré en el libro Regalarnos una tarde, de Mariola López Villanueva, religiosa del Sagrado Corazón. Volvamos la vista atrás y recodemos la película De dioses y hombres, que narra la vida de los monjes cistercienses del monasterio de Nuestra Señora de Atlas, en Tibhirine (Argelia), desde el año 1993 hasta su secuestro y martirio:

«Hemos asesinado a siete monjes», decía un comunicado del GIA (Grupo Armado Islámico) el 21 de mayo de 1996. Suponía el fin de un largo secuestro de dos meses y el comienzo de una fecundidad insospechada. Christian de Chergé era el prior de aquella comunidad. Había pasado durante su juventud 18 meses en Argelia como subteniente, administrando un grupo de pueblos. Allí creó lazos de amistad con Mohamed, un guardia campestre de la ciudad. Un día, mientras los dos amigos paseaban y conversaban acerca de la oración, los nacionalistas argelinos quisieron poner fin a la vida del subteniente francés. En ese instante, Mohamed se interpuso y salvó la vida de Christian. Dos o tres días más tarde, Mohamed fue encontrado degollado cerca de un pozo. Christian quedó marcado por este acontecimiento, que le reveló cómo un musulmán puede vivir el único mandamiento dando su vida por amor al otro. Y escribía:

«En la sangre de este amigo supe que mi llamada a seguir a Cristo debería vivirla, tarde o temprano, en el país mismo donde se me había dado la prueba más grande de amor». Hombre de oración y de reconciliación, cálido y sonriente, atravesado por el don de la esperanza, de una esperanza que hunde sus raíces en el Dios de la misericordia, Christian, al igual que había hecho con él su amigo Mohamed, abrazó al pueblo argelino hasta el último instante para llevarlo ante el rostro que anhelaba. En una de sus cartas a una religiosa amiga le expresaba algo que desvela su propia actitud interior: «Mientras exista un dolor para compartir en el mundo, tú estarás allí, compañera de la noche y de la duda, de la vigilia y de las lágrimas... Tú serás siempre esa mujer sin edad, lista para compadecerlo todo. Y si te preguntamos las razones de la esperanza que te empujan a actuar así, tomarás al niño muerto que desciende de la cruz y lo recibirás en la tumba de tus brazos, para que allí, junto a tu pecho, él repose, se despierte y reviva en tus entrañas». Christian de Chergé, el monje asesinado, sigue iluminando con sus escritos y su testimonio a los buscadores de Dios en el mundo de hoy.

* Periodista y sacerdote