El Cardenal Suenens afirmaba: «¡Felices los que tienen la audacia de soñar y están despiertos a pagar el precio necesario para que su sueño tome cuerpo en la historia de los hombres!». No te desanimes en tu aventura existencial y atrévete a soñar. Tú eres grande en tu pequeñez y desde tus sueños puedes comprender que nadie te arrebatará los arpegios interiores que lanzan llamaradas sobre la árida existencia. Tú eres tan magnífico como tus sueños y solo tus sueños condicionan tus pasos y tu anodina existencia. Si sueñas que el mundo puede cambiar entonces tus pasos se encaminarán a poner un grano de arena en la construcción de una sociedad más justa y fraterna.

Hay una propuesta ideal que puedes hacer tuya.

Primero: pide y desea con todas tus fuerzas, con constancia, un proyecto, una cosa... El mismo Jesús de Nazaret decía: «Pedid y se os dará, buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca halla; y al que llama se le abrirá...» (Mt 7,7-8). Segundo: ten fe y convencimiento interno de que aquello que pides se hará realidad. Jesús de Nazaret decía: «Si tenéis fe (...) todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis» (Mt 21, 21-22). Tercero: vislumbra y saborea que aquello pedido llega, y ya se ha hecho realidad... De esta manera la bendición de Dios, la gravitación del universo... vendrán hacia ti, y serás traspasado por la felicidad. No te desanimes en tu aventura existencial y atrévete a soñar.