Esta semana ha tocado rasgarse las vestiduras por el indecoroso comportamiento de Maradona en las gradas del Mundial de Rusia. Se han escritos numerosos artículos hablando de su decadencia, algunos sesudos y dramáticos acusándole de ser un ególatra, un impresentable y una ruina humana.

Pues bien, tal vez Maradona sea una ruina humana, pero lo más probable es que todos lo acabemos siendo, y en el ínterin no habremos jugado a fútbol (ni hecho nada) con el talento extraordinario, la energía y la pasión de Maradona. Seguramente tampoco habremos hecho felices a tantas personas como Maradona (es una buena vara de medir la vida la felicidad que hemos sido capaces de provocar en los demás). Y conozco a personas muy elegantes y muy delgadas (creo que parte del problema que la gente tiene con Maradona es que está un poco regordete, las mujeres se quejan de discriminación, pero la suya no es nada comparada con la que sufren los gordos y las gordas) que por dentro son absolutas ruinas humanas.

Algunos dicen que está acabado, pero suelen ser los mismos que utilizan el repugnante término ‘loser’ (‘perdedor’ en inglés) para definir a las personas que, según ellos, no han llegado lo bastante lejos en la vida, no han conseguido fama y dinero, dinero sobre todo.

Maradona haciendo el idiota en la grada no es más que eso: un tío haciendo el idiota, y no es más grave que eso (y desde luego desde mi punta de vista no esconde ningún simbolismo ni paralelismo con la selección argentina ni con su extraordinario país). Maradona me recuerda a Ava Gardner expulsada del Ritz por hacer pipí en medio del vestíbulo del hotel (o sea, por hacer el idiota). Me recuerda también a Kate Moss siendo crucificada hace 10 años por una foto en la que se la veía en un estudio de música preparando unas rayas de cocaína para su novio cantante y sus amigos (o sea, por hacer el idiota y jugar con fuego).

Pero ninguno de los tres, ni Ava, ni Kate, ni Maradona estaban trabajando, simplemente se dedicaban a hacer el idiota en su tiempo libre, como muchos de nosotros, lo cual es absolutamente lícito. Entiendo que tal vez eso pueda escandalizar en los puritanos Estados Unidos de la actualidad, pero esto es el Mediterráneo, aquí éramos más tolerantes con los vicios ajenos, con los excesos y con el libertinaje.

Yo sé quién es Maradona, es el tío de las jugadas imposibles, el autor del gol del siglo, la mano de Dios. Lo que haga ahora fuera del campo como jugador retirado para soportar la vida (tarea casi imposible a veces) es asunto suyo. Tal vez deberíamos dejar a la mano de Dios en paz y preocuparnos por hacer algo excitante, útil y apasionante con las nuestras, que sólo quedan dos meses de verano.

* Escritora