Esto es un sinvivir. Nos van a volver locos. Los líderes del mundo dicen cada uno una cosa, y así no hay manera. Por ejemplo, el gobierno alemán dice que España es una democracia europea consolidada cuya justicia está obligada a defender el Estado de derecho y la Constitución, pero el sábado decía Maduro que es una vergüenza lo que está pasando en Cataluña y que al pueblo hay que oírlo aunque no nos guste lo que dice. Y, ante esta disyuntiva, a quién le hace uno caso, al líder carismático de una democracia popular, o a un régimen europeo aliado con el gobierno fascista español. Para colmo, Bélgica. Bélgica es ese sitio que nos cae muy bien o nos caía hasta ahora, donde no se puede molestar a los criminales antes de las seis de la mañana porque está prohibido detener el mal en las horas de descanso, un país que acogía etarras, que acoge golpistas y que, puestos a acoger, acoge a las más importantes instituciones europeas. Por otro lado, Suiza, que acoge a Urdangarín y su urdangarina, y a aquella parlamentaria que comprobaba ante las cámaras el exilio de su desodorante y que luego la ha acogido a ella misma; tiene tradición Suiza en eso de acoger, por ejemplo nutridas cuentas, que el dinero ni mancha ni huele, y por eso es inexplicable el asilo de la olorosa parlamentaria. En fin, que la cosa está muy entretenida gracias a Rajoy y su segunda, que desde hace cinco o seis años nos están proporcionando gloriosos momentos por no atajar -que viene de tajo, tajo de corte y tajo de trabajar- a tiempo lo que tenían que atajar (que viene de tajo, etcétera). Esto ya no es como un toro como decía Jesulín, esto es como un virus. Ves al gordito Rufián con la impresora, al gordito Domenech morreándose con Iglesias, a los gorditos Forn, Turull, Junqueras, Jordi Sánchez contradiciendo eso de que los gorditos no suelen meterse en líos, y a los delgaditos Torrent, Forcadell, Rovira, y te dices que les ha picado algo. No es normal. Es como en El baile de los vampiros, o en esas pelis malas del mediodía en las se transmiten un virus. Sólo queda aclararnos con la voz de los poetas, como Luis García Montero. Bueno, la de ese mejor no.

* Profesor @ADiazVillasenor