Señor propietario del Córdoba C.F., no pongo en duda su capacidad para generar ingresos y gestionar con el mayor beneficio cuaquier empresa, a los hechos me remito, pero creo que un club de fútbol no es solo eso. A nuestro Córdoba, al que sigo desde hace cincuenta años como aficionado, y casi tantos como socio, no le está viniendo bien ese tratamiento frío y aséptico que su directiva y usted le dispensa. La soberbia y la arrogancia no son actitudes favorables, menos aún en un club de fútbol. Detrás del Córdoba C.F. al que trata como mero instrumento especulativo, está la afición de una ciudad, de miles de personas que sienten, sufren y disfrutan, las menos veces, con sus colores, su himno y su orgullo de pertenencia al club. Este capital del Córdoba del que hablo no puede ser repartido, ni usado en su propio beneficio. Todavía está a tiempo de salvar su negocio y de paso al club que representa a toda la ciudad. Actúe como lo haría con su propia familia y permita que con la mejor medicina, aunque sea la más cara, se salve al hoy bastante enfermo Córdoba. Luego haga caja y disfrute de su dinero.

<b>Cándido González</b>

Córdoba