El cardenal australiano, que hubo de volver a su país desde Roma para someterse a juicio en denuncias por abusos sexuales a menores, ha sido condenado en Melbourne, aunque insiste en su inocencia y recurrirá. El que ha sido ministro de finanzas del Vaticano hasta hace unos días, probablemente ingrese hoy en prisión aunque continúe el procedimiento judicial.