Las ganas de viajar «siguen siendo positivas pese a los pronósticos económicos negativos». Lo ha dicho Michael Frenze, presidente de la Federación Alemana de Turismo, durante la clausura de la ITB celebrada en Berlín; una de las ferias de turismo más importantes del mundo. Asistí más de una vez a esa muestra turística durante mi etapa profesional en Alemania y recuerdo las varias sorpresas que me llevé la primera vez. El pabellón español atraía al público porque ofrecía gratis paella, buen vino y baile flamenco. En el stand de Estados Unidos abundaban los funcionarios sentados delante de mesas que informaban sobre las posibilidades turísticas a quienes tenían delante, también sentados en sus respectivas sillas. Por supuesto nada de comida gratis pero, eso sí, folletos de toda clase de modalidades turísticas. No se trataba solamente de playa, sol, precios bajos y el folklore típico, como era lo habitual en la oferta de España. Allí descubrí el gran despliegue propagandístico del turismo cultural. Entonces no existía Fitur y siempre que visito en Madrid esa gran feria pienso en lo mucho que hemos cambiado. La ITB también ha cambiado desde aquellos reportajes que hice para TVE. El ecoturismo está ahora de moda y entonces lo demandaban unos pocos. El auge de los dispositivos móviles es hoy día indispensable para «ver» bien antes de elegir. Ahora visitan España 11,9 millones de alemanes y el turismo cultural se ha afianzado. El escritor Paul Bowles diferenciaba hacer turismo de viajar. Decía Camus: «El placer nos aleja de nosotros mismos, viajar nos devuelve a nosotros mismos».

* Periodista