Hace no mucho tiempo leí en CÓRDOBA que el Ayuntamiento subvencionaría a una asociación protectora de animales con varios miles de euros para que se hiciera cargo de las manadas de gatos callejeros que existen en nuestra ciudad. Esta noticia me causó perplejidad habida cuenta de que Córdoba tiene graves carencias en materia social, siendo uno de los municipios con mas alta tasa de desempleo de España. Pero hoy, paseando por la Ribera, mi perplejidad aumentó exponencialmente. El Molino de la Albolafia es un estercolero en pleno casco histórico debido a la gran cantidad de residuos plásticos que en él están depositados. Ocurre que quienes dan de comer a los malolientes felinos, sean o no de esta asociación, lanzan la comida en bolsas, llegando a acumularse decenas de ellas . Espero que el Ayuntamiento haga un seguimiento sobre el cumplimiento de sus obligaciones a la asociación subvencionada. Entre ellas espero que esté la de esterilizar a los animales, porque si no, esto no tendría fin. En segundo lugar espero que esta asociación se haga cargo de la limpieza, mantenimiento e información sobre todas las zonas de manadas. Bien lo vale el dineral que reciben. Por último, y lo dice un amante de los animales, aconsejaría a estos altruistas ciudadanos que ayudaran antes a las personas mayores que están solas, que no pueden encender la calefacción por no poder pagarla, a los cuidadores de enfermos de Alzheimer, derrames cerebrales, a los inmigrantes hacinados en barracones... Y después a los pobres mininos. Claro que, como me respondió una vez una amiga súper progre y súper ecologista, ella salvaría antes de un incendio a su perro que a un vecino.