Estas elecciones cordobesas han sido vergonzosas. Me refiero a la exclusión del partido Ganemos. Resulta que a este ilusionante movimiento que contaba con representación y que en estas elecciones tenía todos los tintes de volver a tener, se le impide concurrir por mal de otro grupo que se llama igual pero que estaba inscrito antes, aunque como el que no quiere la cosa; tanto, que parecía inscrito solo para joder cuando hiciera falta. Y parece que ese momento llega cuando el Ganemos legalizado por las urnas gana cuatro concejales adquiriendo formalidad como realidad social que, al fin y al cabo, es lo importante porque, como dijo Cristo, el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado, es decir, la norma en sí no puede ser más importante que lo que se pretende organizar. Pero, repito, llega el momento de joder por la posibilidad de que Ganemos reedite su éxito y en un razonamiento tan torpe que parece que la Junta Electoral mata al Ganemos legalizado obviándolo como partido e instaura al Ganemos misterioso bajo el pretexto que no pueden concurrir dos partidos con el mismo nombre, y que el de más antes se lleva el gato al agua; ya ves qué tontería tan fácil de solucionar poniendo otro nombre para los miles de votantes del Ganemos elegido y excluido. Además, en esencia, si en las elecciones de 2015 el Ganemos misterioso no concurrió, cabría preguntarse si el Ganemos que sí lo hizo y obtuvo concejales, no adquirió definitivamente el nombre para sí con la representación ciudadana obtenida. Pero este oscuro asunto alcanza su dimensión más vomitiva cuando se aprecia que este Ganemos que finalmente concurre no hace nada por ganar, ni tan siquiera por participar en campaña y además como lista tiene a miembros de la misma familia. O sea, se evidencia así que solo pretende fastidiar y las demás fuerzas de izquierda se frotan las manos cuando deberían haber realizado una enérgica protesta hasta el punto de negarse a concurrir si se permite tan descaradamente este uso de la Ley Electoral. Pero callan porque piensan que los votos del Ganemos auténtico se los repartirán; nada más lejos de la realidad ya que la única forma de hacerse con esos votos de Ganemos hubiera sido, precisamente, defenderlo como propio porque la izquierda se habría movilizado en homenaje a sus compañeros marginados porque los votantes del Ganemos excluido se hubieran visto representados dada la solidaridad mostrada por PSOE, Podemos e IU. Pero en esta vida la avaricia rompe el saco y esos votos silenciados que hubieran hecho alcaldesa a Ambrosio se quedaron en casa desencantados facilitando la alcaldía al Partido Popular, que ha sido la lista más votada. ¡Ajo y agua!

* Abogado