El pasado miércoles 10 de octubre se celebró el Día de la Salud Mental, revelando los pronósticos de la OMS cifras alarmantes en tanto que los trastornos mentales podrán entrar muy pronto en la lista de las cinco enfermedades que más conducen a la discapacidad y centrando este año la mirada en los jóvenes como grupo de alto riesgo.

No soy nadie para negar estos estudios ni tan aterrador vaticinio pero sí creo, como observadora de la realidad y de las míserias humanas, a las que cada día me enfrento en mi trabajo, que hay un factor que puede que influya decisivamente en todo esto y que en realidad no debiera hacerlo: la escasa resistencia que actualmente tenemos a la frustración y a los problemas a los que la vida nos enfrenta. «Con esto del divorcio --me decía el otro día un cliente--, fui al psiquiatra y le expliqué que tengo menos ganas de trabajar y que me siento fatal». «Y ¿qué te dijo? -le pregunté- porque a mí me parece que lo anormal sería que no estuvieras mal o triste. Creo que lo que te pasa es sencillamente la vida». Y créanme que le extrañó mi respuesta. Sin entrar en el diagnóstico que me refirió y que no dudo fuera acertadisimo, lo que sí compruebo casi a diario es que cada vez estamos menos acostumbrados a que la vida muchas veces es pura frustración; que no siempre conseguimos lo que queremos; que a veces amamos a quien no nos ama; que los fracasos sentimentales te enseñan mucho más que te restan; que asumir los fracasos te hace más fuerte, porque en cada uno anida la semilla de una nueva oportunidad y que la vida, la de verdad, no es esa de ficción que a través de las redes nuestros jóvenes anhelan cuando ven a los influencer de turno exhibiendo modelos imposibles de alcanzar. Más frustración.

Para trastorno mental pero de verdad el de hoy. A lo mejor no es casualidad que entre el Día de la Salud Mental y nuestra Fiesta Nacional medie tan corto espacio de tiempo porque no se explica de otro modo que existan tantos frustrados que no sienten que tenemos un solo país, un gran país, el mejor país de todos. ¡Viva España!

* Abogada