Los vientos de cola que han impulsado la economía española hasta sacarla fuera de la crisis (los tipos de interés 0 del Banco Central Europeo, el programa de estímulos, el bajo precio de la energía, sobre todo el petróleo) están empezando a virar. Esta semana, la Reserva Federal estadounidense, ante la solidez de la economía de su país, decidió aumentar los tipos de interés y anunció dos subidas más este año, y el BCE sorprendió a los mercados al anunciar que empieza a retirar sus programa de estímulos. Después del verano, el BCE reducirá las compras de deuda pública y privada de 30.000 a 15.000 millones de euros, y a finales de año las adquisiciones se terminarán. El BCE, además, pone plazo a su política de dinero barato: los tipos de interés subirán en el verano del 2019. Las decisiones de la Fed y del BCE son coherentes con el momento de crecimiento crecimiento e inflación bajo control, aunque algunas señales (como el aumento del precio del petróleo y el riesgo de una guerra comercial alentada por la Administración de Trump) obligan a extremar la prudencia. En España se pondrá a prueba la robustez del crecimiento.