La detención, en Brasil, de uno de los autores materiales de la Matanza de Atocha, en la que murieron cinco personas acribilladas a tiros en un despacho de abogados laboralistas y otras cuatro resultaron heridas, fue ayer el triste colofón de la celebración del 40 aniversario de la Constitución Española. ¿Será extraditado Carlos García Juliá? ¿Habrán prescrito los crímenes? Era un chico de 24 años cuando perpetró, con otros tres componentes de un comando de ultraderecha, esos horribles asesinatos, y era un adulto joven cuando escapó hacia Bolivia sin terminar de cumplir la condena. Su detención cierra en parte aquel horror de 1977, pero trae a primera línea los fantasmas del pasado, de una Transición que no fue tan fácil como algunos creen.