La fantasía la tenemos tan al lado que a veces solo nos hace falta soñarla para vivirla y meternos dentro de ella. En nuestro entorno más cercano. Por ejemplo, una visita a la Mezquita; una conferencia en el Centro de Recepción de Visitantes sobre ‘El espacio cristianizado: la Mezquita de Córdoba entre los siglos XIII y XV’, en este caso impartida por Pedro Marfil; la película ‘Valle Inclán y Julio Romero de Torres, un pintor para una ciudad’, de Fátima y Miguel Ángel Entrenas, con guión de Carlos Clementson, en la Filmoteca de Andalucía; para terminar con una visita a Casa Bravo, al lado de la Puerta de Almodóvar, y degustar algunas de las tapas que prepara su alma, Elena Rojano, la Señora de las Tabernas de 2020. Un espacio tan del corazón de Córdoba que pervive en su esencia y que aunque el turismo lo devalúe algo sigue siendo para los cordobeses el lugar donde la razón, a los siete años, pasa del pensamiento mágico a regirse por la lógica, e indica a todos sus jovenzuelos que están sobreviviendo sobre el sitio donde un día estuvo el Paraíso. Por la tarde, la Judería es la mudanza de los cielos cuando se preparan a dormir sobre la Tierra. Y por sus calles hasta la riqueza de su soledad te sobrecoge. El salón de actos del Centro de Recepción de Visitantes es el espacio mejor sonorizado de toda la ciudad, donde se oye al que pronuncia la conferencia, todo un lujo. La Filmoteca de Andalucía, esa parte de la historia de la calle Medina y Corella que nos querían arrebatar para cedérselo a quienes organizan congresos, ha permanecido como parte de alma de la ciudad, donde sus vecinos recrean sus sueños de película. Ver ahí a Valle Inclán y a toda la cosmogonía de Romero de Torres, desde sus pinceles en el estudio del Potro hasta sus amores en tabernas de al lado de la Torre de la Calahorra es una experiencia vital que te sobrecoge porque te das cuenta de que están hablando del alma de Córdoba. Quizá por eso, para volver a la vida, te vas a Casa Bravo donde Elena Rojano, la Señora de las Tabernas de este año, habla tan bien como cocina, para saborear este espacio de la vida que va de la Puerta de Almodóvar a la Calahorra, y de la Puerta del Puente a la Mezquita. La fantasía cercana.