La familia ya no es lo que era, ni lo será. Esa célula primaria que en la sociedad es la familia está cambiando y de qué manera.

No se trata de que las rupturas conyugales estén dando lugar a pasos agigantados a células que ya no son «papá, mamá e hijos», sino que, además, la legalización de los matrimonios del mismo sexo y el avance imparable de las técnicas de reproducción humana asistida ( TRHA ) están dando lugar a familias que ni siquiera con gran imaginación se pueden catalogar: hijos con dos mamás que han nacido gracias a técnicas de reproducción asistida; hijos con dos papás que han acudido a la maternidad subrogada de modo legal en un país que lo permita; hijos de un papá y una mamá que no son los padres genéticos; hijo de una mamá determinada claramente por el hecho del parto que en realidad es solo un vientre de alquiler porque el material genético es de otra pareja; hijos de una mamá sola que aporta el ovulo pero el esperma es anónimo o, aún más complejo, que el óvulo de esa mamá es fecundado por el esperma conocido de un padre que consiente o «encarga» dicha fecundación... No sigo porque verdaderamente las posibilidades son estadísticamente, si no infinitas, enormes.

El sistema de filiación en España debe replantearse y conjugar los derechos de quienes quieren formar una familia, con los de quienes están dispuestos a ayudar y, además, con los de los hijos fruto de todo ello, porque actualmente la regulación es además de contradictoria, básicamente incompleta. Pensemos, por ejemplo, que mientras que una pareja homosexual de mujeres, o una mujer sola, pueden acceder a las TRHA, ni un hombre solo, ni con su pareja varón, pueden hacerlo, recurriendo muchas veces para ser padres a estrategias por todos conocidas en completo fraude de ley, motivadas por la desigualdad generada por una legislación obsoleta que por vía jurisprudencial no puede «regular» la realidad.

Seamos realistas: la pregunta ¿de donde vienen los niños? se ha convertido hoy en algo muy difícil de contestar y el aserto jurídico antes incuestionable de «mater certum est» ha dejado de serlo. No podemos poner puertas al campo, así que legislemos con consenso y ya, porque es claro que la realidad muchas veces supera ampliamente la ficción.

* Abogada