La ministra de Justicia Katarina Barley tiene un currículo, como juez, con la vista puesta en el Tribunal Constitucional. Fue ayudante de una juez del Alto Tribunal de Alemania y formó parte del Comité de Elección de Jueces para acceder a dicha institución. Pero cambió a la política. Fue secretaria general del SPD y debutó como ministra de la Familia, y también de Trabajo, en la anterior Gran Coalición SPD/CDU. Pertenece al ala izquierda del partido en el Bundestag Su antecesor como ministro de Justicia y ahora ministro de Asuntos Exteriores, el católico Heiko Maas, también del SPD, no creo que se hubiera inmiscuido en valorar la decisión del Tribunal Superior de Schleswig Holstein. Lo que dijo ella ante periodistas, y reprodujo entrecomillado un periódico de tendencia izquierdista, mostraba una sutil alegría tras la liberación de Puigdemont. Por cierto, el ministro Heiko Maas, muy criticado en su anterior cometido por la extrema derecha alemana, dijo entonces que «la libertad de expresión finaliza cuando el derecho penal empieza». Supongo que la señora Barley estará informada de que los antisistema partidarios de Puigdemont queman el retrato del Rey de España amparándose en la libertad de expresión. La señora ministra, que antes de serlo organizó dos actos bajo el título Fake News y el discurso del odio y Ante el populismo ¿hay que salvar a la democracia?, no parece estar informada que el «prosés» de Cataluña está contaminado con estos problemas. Sus prejuicios políticos le impiden ver la posverdad de Puigdemont. Podía informarle su correligionario, Pedro Sánchez.

* Periodista