«Están verdes», parece decir, como la zorra de la fábula, el ministro principal de Gibraltar, que tras el pavor despertado en la Roca por el referéndum favorable al brexit, resta ahora importancia a formar parte de la Unión Europea y asegura que las empresas gibraltareñas tienen su negocio en Gran Bretaña y los mercados anglosajones. Mejor le irá si tiene más en cuenta a España.