Según señala un reciente sondeo del GESOP para este diario, dos de cada tres españoles (el 64,1%) consideran que los ultras avanzan, refiriéndose a los partidos que pudieran representar le extremismo de derechas. Pero existe una cuestión previa antes de considerar a unos u otros partidos políticos de ultras o extremistas. Lo extremo es aquello que es excesivo, muy intenso o radical, según el RAE. Pero para considerar a algo o alguien extremo, antes hemos de buscar el punto de medio que le da precisamente esa naturaleza de radicalización. En España nos encontramos en un momento y situación política donde el punto medio se está tergiversando o desequilibrando. Por poner un ejemplo de la mayor. Que tengamos un gobierno de un partido constitucionalista por tradición como el PSOE, apoyado por una serie de partidos que quieren romper la constitución. Esta paradójica situación cambia rotundamente los extremos, pues ahora la influencia de los extremos es la que nos gobierna. Eso hace que el resto de partidos constitucionales que queda fuera de esta paradoja tengan que extremarse no en ideologías extremistas en términos absolutos, sino en reclamar la lógica democrática y constitucional. Por tanto, estamos en un extremismo relativo. Dicho de otra manera, los constitucionalistas que no apoyan la paradoja del gobierno actual de la nación son muy intensos en reclamar que sea la lógica constitucional y democrática la que impere. En ese extremismo relativo se encuentra el PP, CS y hasta Vox al que se le vaticina un aumento de intención voto. Aunque por otra parte no es extraño que en España suceda esto. En nuestra historia reciente hemos sido expertos en la paradoja política: hacer del punto medio el extremo y viceversa. En la actualidad más de lo mismo. Por ello a qué llamamos extremismo.

* Mediador y coach