Parece que la era Trump llega a su fin y con ella un previsible cambio en las relaciones con la Unión Europea y de España en particular. El conflicto por las ayudas a Airbus fue la excusa para que el actual presidente de los EEUU incrementara los aranceles a las exportaciones de productos cordobeses, en especial a aceite de oliva, aceituna de mesa y vino. Pese a estas restricciones las mismas han seguido por buen camino, sin duda por la batalla legal iniciada por algunos quijotes de nuestra provincia y que ha ido dando resultados positivos. Y es que el mercado americano sigue disfrutando de ellos pese al aumento de precio. Según los datos facilitados por la Cámara de Comercio de Córdoba y de los que hizo eco este periódico, exportamos un 18,7% más entre enero y agosto de 2020 que en el mismo periodo del 2019. En cifras absolutas, ascendieron a los 121,43 millones de euros (de ellos de aceite de oliva por valor de 102,68 millones de euros, pues la más perjudicada fue la aceituna de mesa). Lo que desconocemos es el importe a que hubieran llegado sin la subida impositiva, ya que el sector había acertado plenamente en las iniciativas tomadas para entrar en un país que se caracteriza por mirar con recelo lo que viene del exterior.

¿Qué va a ocurrir con la Administración Biden? El tiempo lo dirá, pero algo va a cambiar, teniendo en cuenta que la visión geopolítica de ambos líderes poco o nada tiene que ver. El principal problema de ambos es China, un gigante sin pies de barro y titular de una gran parte de la deuda pública de la primera potencia mundial. A lo anterior sigue la lucha tecnológica, donde el país asiático le está comiendo terreno, así como a la Unión Europea. Nosotros estamos dándoles vueltas al 5 G y ellos tienen ya satélites para implantar el 6 G. Sin duda, la tecnología ya ha dejado de ser un problema para los chinos, debido a que, desde hace bastante tiempo, han ido comprando empresas tecnológicas, sobre todo europeas. En definitiva, los productos agrícolas no forman parte del debate, siendo utilizados por la actual Administración Trump como recurso fácil para reivindicar el America first.

La pregunta es, por tanto, ¿cómo afecta todo lo anterior a las exportaciones cordobesas? La era Trump se ha caracterizado por una guerra arancelaria sin sentido. En un mundo globalizado como el nuestro no pueden ponerse puertas al campo y de eso sabe mucho Bruselas, titular del poder normativo en este ámbito, ya que los gravámenes aduaneros son comunitarios, limitándose los Estados miembros a recaudarlos. Biden, al menos en la campaña electoral, no ha seguido a su contrincante en este tema. Mirar hacia Asia-Pacífico no significa olvidar a Europa y menos verla como un enemigo, salvo el Reino Unido (sirva como ejemplo el apoyo al brexit de Trump). Europa tiene mucho que aportar a EEUU, sobre todo por su cercanía con el continente africano, donde China ha comprado todo lo mucho y bueno que estaba a la venta.

Lo lógico y deseable es que entierre el hacha de guerra y que la normalidad siga imperando en las relaciones comerciales. Por tanto, los aranceles volverán a su situación inicial con el lógico alivio de nuestros productores. Es cierto que este mensaje de optimismo debe ser tomado con cierta cautela, pero algo ha de cambiar con Biden, sobre todo al haberse despertado de su letargo la Unión Europea a consecuencia del covid -19. Únicamente cabe esperar que esto se haga realidad y que la Junta de Andalucía, a través de su vehículo Extenda, lleve a cabo actuaciones para fomentar nuestros productos, potenciando su conocimiento al público norteamericano. Sirva como ejemplo el Mapa del Potencial Exportador de la Provincia de Córdoba, diseñado por la Red Andalucía de la entidad como guía de oportunidades para la internacionalización de nuestras empresas.

* Socio Director F&J Martín Abogados. Catedrático de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad Complutense (Madrid)