Por supuesto que sí; los gafes son negativizadores de energía. El 90 por ciento de la población es neutra porque no es extremadamente positivadora ni negativizadora. Los gafes son fácilmente identificables porque no se encuentran cómodos en ninguna postura. Su cara, reflejo de su alma, es constricta y nunca se relaja. Sus labios superiores se surcan de arrugas antes de tiempo (lo que se llama código de barras en Cirugía Plástica) y los márgenes laterales de sus ojos también los delatan con las celebérrimas patas de gallo. Tanto código de barras como patas de gallo definen a la perfección estos dos efectos del malestar. Es como el estreñimiento crónico que también se ve en la cara. En la cara se ve todo. Tenemos la cara que nos merecemos. No conozco un solo listo con cara de tonto y viceversa.

También existen desalmados que tildan maliciosamente de gafe a una persona, como hizo un sector de la derecha española con Pepe Borrell. Borrell no solo no es gafe sino una de las mentes más claras de nuestro país. Asignarle fama de gafe a alguien es tan sencillo como colgarle «mala fama» a una mujer. Ambos casos son igualmente repugnantes porque «la mancha» inexistente tarda años en lavarse. Me parece una faena. El «cuando el río suena agua lleva» hace el resto. Cuánto daño han hecho frases de este tipo como «mientras hay vida hay esperanza» o «la esperanza es lo último que se pierde». Son mentiras que por más repetidas no se convierten en verdad. Llevo 20 años ejerciendo la medicina y, por tanto viviendo de las dos caras de la vida, la bonita, la de cuento de hadas y la fea. Hace poco un paciente con un cáncer grado 4 (el más avanzado) y una bolsa de colostomía en la que las heces no salen al exterior vía rectal me decía desconsolado: «Dr. Ribes, a mí no me mata el cáncer me está matando la maldita bolsa». Desgraciadamente la vida de los adultos consiste en elegir entre susto o muerte.

Lo primero que hace un paciente intervenido de cáncer de recto cuando se despierta de la anestesia general es palparse su abdomen para comprobar que llevará, en muchos casos, de por vida, una bolsa llena de heces pegada a su cuerpo. No me explicaron esto en el Colegio, creo que deberían haberlo hecho y tal vez me hubieran ahorrado muchos sufrimientos estúpidos por asuntos menores. Tenemos la obligación de enseñarle a nuestros hijos que la vida tiene dos caras.

* Médico