Espíritu cordobesista. «Desengáñate, el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes». Eso me decía alguien que camina conmigo, acompaña mis noches e ilumina cada mañana y yo no lo entendía... Hasta ahora.

Cuando ves que el frío no puede con él, ni la lluvia y ni siquiera la nieve para quienes están acostumbrados a 40 grados a la sombra, empiezas a creer que existe; cuando eres testigo de que hombres y mujeres, niños y abuelos se montan en un autobús a la una de la madrugada y recorren cientos y cientos de kilómetros de ida, y otros tantos de vuelta en menos de 24 horas para ver --incluso perder-- a su equipo, comprendes que claro que sí, que existe. Cuando escuchas que miles de personas cantan y entonan y ¡de qué manera! un himno compuesto tan magistral como generosamente desde lo más profundo de ese espíritu, llegas a la conclusión de que eso no puede ser producto de la casualidad, sino de un sentimiento tan profundo como bello.

Cuando aún creyendo que el futuro es incierto y pese a ello las colas inundan los aledaños del campo cada lunes para conseguir las entradas que les permitirán acudir a la próxima batalla con la emoción y el entusiasmo renovado, eso no puede ser sino porque ese espíritu nos tiene a todos embargados.

Cuando no existen las ideas políticas, porque da igual en lo que creas; ni si tienes profundas creencias religiosas, eres agnóstico o ateo redomado; cuando da igual si eres rico o pobre, pensionista o mileurista, empresario de élite o jubilado; si eres autónomo, trabajador por cuenta ajena, funcionario o parado porque allí, en el Arcangel, sentados unos junto a otros, todos somos iguales, la razón no puede ser otra que la existencia indubitada de ese maravilloso espíritu.

Hoy existe un motivo más para creer que nada es fruto de la casualidad y que el espíritu cordobesista es una realidad tan mágica como inagotable, con ejemplos diarios de valientes que lo han hecho real: Hubo un día uno de ellos, destronado por un tirano, que nos regaló algo que a todos nos une y que forma parte del patrimonio que nadie podrá arrebatarnos jamás. Desde ayer vuelve para estar en su casa de la que nunca debió salir, porque para bien o para mal «su» corazón siempre será blanco y verde, blanco y verde Cordoba. En nombre del Cordoba CF, y de toda la afición, gracias, Manuel Ruiz Queco.

* Abogada