En su declaración ante el juez por el caso Gürtel, la expresidenta de la Comunidad de Madrid no dudó en desviar hacia el que fue su viceconsejero López Viejo la responsabilidad de contratar empresas de Francisco Correa, jefe de la trama, para los actos oficiales. Aguirre parece no haberse dado nunca cuenta de que la corrupción pasaba ante sus narices salpicando a sus colaboradores.