¡Vaya panorama el de ayer! Junto a la sentencia del caso Palau, que certifica el saqueo de la institución catalana y consagra oficialmente la veracidad del mítico «tres por ciento» de mordida que cobraba Convergencia a las empresas bajo la promesa de posteriores adjudicaciones de contratos públicos, lo cierto es que España estaba llena de políticos en el banquillo. Julián Muñoz fue ayer condenado de nuevo por actos de su etapa como alcalde de Marbella, en este caso unas facturas profesionales infladas. Por su parte, los principales exdirigentes de la Junta de Andalucía volvían a sentarse en el banquillo en el juicio de los ERE en Sevilla, mientras en Madrid empezó ayer a juzgarse la trama valenciana del caso Gürtel. El escenario es desastroso.