No, no gusta ver a Sergio Ramos alardear de torero capeando a sus afligidos y lacrimosos rivales tras conseguir la victoria española en la Eurocopa 2012. Y es que, ante una derrota, que el vencido se sienta abatido y hundido, tal como lo mostraban, sin poderse contener, los jugadores de la selección italiana tras perder la Final ¡por 4 goles!, es normal. Lo que no es normal es que encima de todo su "calvario", venga el vencedor y le chulee con un capote delante de sus narices.

No, no gusta; ni a los derrotados, ni a muchos ciudadanos españoles contrarios al mantenimiento de la tradición taurina, ni a la mayoría de los ciudadanos europeos. Y es que se trata de la misma chulería que muestra el torero delante de un toro moribundo y atormentado; ese que ya no puede embestir porque no tiene fuerza ni energía.

Porque la verdadera grandeza no reside solo en ganar o en ser más fuerte que el oponente, sino, una vez que se ha conseguido la victoria en una lucha limpia y adquirida por méritos propios, en mostrar respeto y consideración por el vencido.

Pero, he aquí que los españoles, como somos más chulos que nadie, aprovechamos el momento estelar de la victoria futbolera para promocionar la tauromaquia en Europa y en el mundo entero haciendo un feo y grotesco gesto de superioridad con un capote. Lo que tal vez no hayan pensado los promotores de semejante "idea" es que eso "no gusta" a la mayoría, y que lo que verdaderamente están consiguiendo es seguir manteniendo la imagen de España como un orgulloso y primitivo país de fanfarrones prepotentes insensibilizados ante el sufrimiento ajeno.

No, no gusta.

M Luisa Ibáñez Gutiérrez

Córdoba