El día 21 de este mes a las 2:56 hora internacional (UTC) se cumplen 50 años que el hombre, un primer hombre, puso el pie en la superficie de la Luna y la pregunta recurrente es: ¿dónde estaba usted en ese momento histórico? Y la respuesta es tan variada como la longitud y la latitud donde usted se encontraba: uno de mi pueblo le pilló desgranando unas habas y a un campesino de Panamá matando los murciélagos colgados de las ubres del ganado. Al escritor republicado Ramón J. Sender se le cayó la baba en su casa de Alburquerque y el 31 de julio le escribe al también exiliado y antiguo dirigente del POUM Joaquín Maurín «¿No estás orgulloso de ser americano después de lo del Apolo XI? ¿No es prodigioso?». No digo yo que no. Pero se dice que la filmación real de los paseos de Neil Armstrong en la superficie lunar no fue como se esperaba: el astronauta empezó a hacer payasadas y esa grabación se ocultó. Las imágenes que se emitieron (y se repiten) en realidad provienen de una filmación ordenaba previamente por Richard Nixon y realizada en secreto en estudio por Stanley Kubrick. El cineasta William Karel preparó ese ser cinematográfico fetén para la Historia. Se denominó Operación Luna. O sea, ¿lo que vemos es un fake-film? Hay mucha ficción en el «prodigio».

En todo caso, conquistar el espacio exterior y negar el espacio interior a los desheredados de la tierra son dos caras de la misma moneda. De las personas que he mencionado solo vive el de mi pueblo, con una pensión de miseria y quejas por la pobreza de los servicios sociales, y el panameño está a punto de morirse de pena porque acaban de expulsar a sus hijos y nietos de California a donde emigró después de que el astronauta Neil Armstrong pisó la luna y dijo eso de que daba «un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la Humanidad».

¡Pobre humanidad doliente! Porque si la tecnología desarrollada en esos programas espaciales ha ayudado a conocer el universo donde vivimos, también ha globalizado nuestro mundo y robotizado el trabajo cuyas amenazadoras consecuencias están por venir. Si se ha potenciado la velocidad de las comunicaciones entre individuos, más exponencialmente lo ha hecho el control de los ciudadanos y el descontrol del flujo de capitales y la deslocalización de las empresas. Si la Tierra desde una cabina en el espacio es un bello globo azul, desde abajo nos es difícil ver las estrellas por el envenenamiento de nuestro aire. Mientras soñamos con conquistar el espacio exterior, se invaden pueblos y se destrozan culturas; se endurecen las fronteras, se niega la tierra a los sedientos y a los hambrientos y a los perseguidos y los nacionalismos afilan los cuchillos. En fin, mientras miramos al cielo nos meten la mano en los bolsillos.

¿Es el mundo mejor hoy que hace 50 años? Depende de dónde esté usted situado: hay un mundo de los que disfrutan todos los frutos de la tierra y otro de los que no tienen ni un puñado de tierra donde enterrarse. Donald Trump acaba de prometer que EEUU pondrá pronto un hombre en Marte. Si no es un balandronada de las suyas (un fake-proposal), lo mismo piensa pirarse y dejar la Tierra hecha un desastre. Que se lleve a los de su calaña y la recuperaremos y la humanizaremos.

* Comentarista político