Ocurrió hace unos años y ahora lo voy a contar, porque se repite en Villaralto --el pueblo de mi querido Manolo Fernández-- la intransigencia perruna del cura caciquil de mi pueblo, cuyo nombre no recuerdo ni quiero. El caso es que yo había hecho en el convento de Santa Inés de Sevilla, y también en la Iglesia de San Nicolás de Córdoba, una lectura de la leyenda Maese Pérez el organista, de Gustavo Adolfo Bécquer, armonizada con acompañamiento musical. La repetí muchas veces en iglesias, conventos y monasterios donde hubiera órgano, que tocaba magistralmente Miguel Angel García, segundo organista de la Catedral de Sevilla y catedrático en el Conservatorio Superior. Conociendo esta actividad, la concejala de cultura de mi pueblo, a la sazón familiar mío y muy querida, me propuso hacer lo propio en la Iglesia parroquial de Villanueva de Córdoba, petición a la que gustosamente accedí mostrando mi deseo de hacerlo en la víspera de la Nochebuena, pues en esa fecha se ambienta la leyenda de Bécquer, y con la condición de que fuera el organista oficial, Miguel Torralbo, amigo personal y director de la banda de música en aquel entonces, el que me acompañase en la lectura. Así quedamos, también con la condición de que lo haríamos gratia et amore, o sea, por la patilla, pues era lo que nos apetecía a ambos. Una iniciativa que el cura parroco frustró porque no admitía en su Iglesia, la de todos los jarotes, música que no fuera religiosa. Callé entonces por no derribar algún santo en mi berrinche, mi prima se ofendió más, y adelante con los faroles. No pude hacer en mi pueblo gratis lo que en otros lugares hacía cobrando. Yo creía que esto solo pasaba con el curra de mi pueblo, pero se ve que el efecto de la Mezquita es mía, que dice el Obispado de Córdoba, se ha propagado como una mancha de aceite y de cerrilidad. Pues he aquí que al tenor cordobés Pablo García López, de proyección internacional, y cuyos padres son de Villaralto, no le dejan regalar a su vecinos un recital lírico porque el cura se ha plantado y dice que con la música a otra parte. Pablo, que es tan buena persona como excelente cantante, viene de cantar Turandot y La Traviata bajo la dirección de Zubin Mehta, y cantará en el Gran Teatro de Córdoba El Retablo de Maese Pedro de Falla el 28-F, pero puede cantar a sus vecinos y amigos de Villaralto porque el cura no le deja la Iglesia para cantar arias, lieds y el Ave Verum, gratis total. Es increíble que esto pueda ocurrir en el pueblo donde, en tiempos del cura Manolo Vida, el páter organizaba cursos de gimnasia para las mujeres mientras un paisano tocaba el violín. Si estos curitas preconciliares tuvieran algo de sensiblidad y oído sabrían que solo una fuga de Bach justifica la existencia de Dios.

* Periodista