Hubo un tiempo no muy lejano en el que sobre todo en las ciudades y pueblos más importantes, se tenía la costumbre de exornar los edificios, calles y plazas con la exaltación de ciertos valores a través de la escultura. En aquellas épocas todavía no se había puesto de moda aquello de dividir los valores en izquierdas y derechas. Eran los valores, principios o íconos de siempre que se mezclaban, combinaban o se erigían en solitario y que impertérritos habían atravesado muchos de ellos los siglos y hasta los milenios como parte de una conciencia cultural vasta y profusa como es la occidental. Todo el mundo había aprendido como parte de su cultura una iconografía que venía a dar representación a la cultura misma y sus múltiples expresiones. Por poner un ejemplo la alegoría de la Justicia representada por la diosa griega Temis con su espada, balanza y venda en los ojos. Esta todos la conocemos. Como también la mayoría de los cordobeses conocemos los escudos escultóricos del Ayuntamiento de Córdoba, el de la Cámara de Comercio; la escultura del recibidor de la sede de CCOO, o la del ya clausurado cine Isabel la Católica. Aunque también como lázaros resucitados, las cuatro estatuas del Pabellón de la Juventud del Sector Sur. Tanto unos como otras obras del escultor Luis Aguilera Bernier. Y decimos como resucitados porque han sido recientemente retiradas con todo el cuidado del mundo para comenzar las obras del nuevo pabellón deportivo con el objeto de volverlas a colocar una vez restauradas y adecentadas. Las cuatro representan diversas iconologías del deporte rezumando los valores propios de este por sus cuatro costados. Cuando las coloquen de nuevo, en una época donde la iconografía tradicional no está de moda, tal vez nos den otra lección de dónde perdimos las buenas costumbres de representarnos en todo aquello que nos hace progresar como seres humanos más allá de los signos políticos.

* Mediador y coach