El ministro Wert, o no Wert --que tiene en su currículum haber sido designado el peor ministro español de la historia-- ya la lío parda en su gestión de la educación, pero los que le han seguido no le van a la zaga. El caso es que Wert quiso cambiar la prueba de acceso a la universidad en la ley que impulsó, más este asunto de la selectividad quedó sin determinar cómo se haría, y con esa incertidumbre comenzó el curso 2016-2017. Los bachilleres preguntaban sobre cómo iba a ser una prueba tan determinante para ellos y los profesores no sabían qué responderles. Así llegamos a febrero de 2017, cuando se decide que se mantiene la prueba de la selectividad tal como se venía haciendo, como el año anterior, se dijo. Medio curso perdido en rumores, miedos y amagos de lo que podría ser o no ser la temida prueba. Pero los estudiantes de segundo de bachiller, los directamente afectados, casi 40.000 en Andalucía, se encontraron también con una sorpresa en el temario de la asignatura «Historia de España», que entraría desde la prehistoria hasta el 2000, lo que suponía una ampliación de los temas. Pues bien, el cabreo que ahora tienen y vienen manifestando estudiantes y padres de alumnos desde el pasado día 12 de junio, fecha del primer día de examen, está motivado porque los temas que cayeron en el apartado de historia fueron: el desastre del 98 o los gobiernos democráticos, pues uno de entrambos deberían elegir. Me cuenta mi hijo, un examinando este año, que los temas propuestos son los últimos de la primera y segunda parte en que se divide la materia. Del desastre del 98, no tengo nada que decir, ahora que del segundo tema sí he de afirmar que me sumo al enfado superlativo que mantienen vivamente padres y alumnos, porque todos sabemos que nunca se llegan a dar en clase los últimos temas del temario y que en lo tocante a la Historia de España rara vez se pasa de la Guerra Civil. Si bien, esta propuesta de examen ha sido cosa de Andalucía donde, por cierto, también en el examen de Lengua se han lucido con un artículo enrevesado y complejo sobre fraudes financieros tomado de Infolibre. Pero volviendo a nuestra historia, me pregunto cómo no han encontrado motivos más trascendentales y personajes más relevantes para fijar en la memoria de los bachilleres que los presidentes de esos primeros gobiernos democráticos: Suárez, González, Aznar y Zapatero. Así se enseña la historia de España, tomado el rábano por las hojas y confundiendo lo esencial con las ocurrencias. De estos primeros gobiernos democráticos ya se habla con relativa frecuencia en los medios y en la casa, porque, además, en este país los expresidentes no se van nunca.

* Periodista