Hace poco recordé mi clase de Primaria en los Maristas donde practicábamos la lectura. Pero ese hábito desde la niñez se ha perdido. Ahora el Ministerio de Cultura intenta recuperarlo. Según el informe «La lectura en España», 4 de cada 10 españoles nunca leen un libro. En cuanto a los «lectores frecuentes» hay que diferenciar a los de lectura sosegada y profunda de los que leen en una tableta. Se alude al tiempo dedicado al ejercicio físico que también habría que dedicar al ejercicio mental. Recibimos muchos mensajes para que nos mantengamos en buena forma física. Ninguno para que entrenemos el cerebro a pensar y a discernir. Decía Varga Llosa que lo lectores «hay que crearlos desde la niñez en la escuela y en la familia». Para una gran mayoría, la cultura hoy se reduce a saber manejarse en las redes sociales. Habría que recordarles aquello que decía Umberto Eco: «Ninguna tecnología logrará suprimir la necesidad de lectura tradicional». Los que leen suelen ser personas de mente activa y la televisión busca gente pasiva ya desde la niñez. Recuerdo aquella viñeta de El Roto en El País, víspera de Reyes. Mostraba a una niña ante un televisor que pedía le echasen menos anuncios. Durante las recientes Navidades en la publicidad dirigida a los niños no hubo mucho espacio para la literatura infantil y juvenil. El Premio Nobel de Literatura Naghin Mazuf dijo que «la televisión es una especie de demonio que aniquila la conciencia; quita espacio vital al libro, a la lectura». Pero qué difícil será competir con lo anterior aunque se recuperen las prácticas de lectura.

* Periodista